Leyenda Urbana
¿Podría ser 2023 el año político de Lasso?
Periodista; becaria de la Fondation Journalistes en Europa. Ha sido corresponsal, Editora Política, Editora General y Subdirectora de Información del Diario HOY. Conduce el programa de radio “Descifrando con Thalía Flores” y es corresponsal del Diario ABC
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Los rituales de rigor se cumplieron usando el fuego que redujo a cenizas todo lo malo ocurrido durante el 'annus horribilis' que terminó, y que los ecuatorianos han preferido olvidar, confiados en haber también purificado 2023, que acaba de comenzar.
Sin tiempo siquiera para tomar un respiro, apenas iniciado el año, este 3 de enero ha comenzado la campaña electoral para elegir las nuevas autoridades de ciudades y provincias, y para que el país responda ocho preguntas de un referéndum planteado por el Ejecutivo.
El gran historiador y militar griego Tucídides decía que la historia es un incesante volver a empezar.
Y aquí están los ecuatorianos listos para a escribir una nueva historia, imaginando una página en blanco en la que quisieran plasmar solo hechos positivos que como sociedad ansían.
Una vez más, los electores tienen en sus manos la responsabilidad de dar un viraje al país, eligiendo a las personas más adecuadas para el reto de administrar con probidad y sabiduría ciudades y provincias.
Y para propiciar el combate a la inseguridad, convertida en el peor tormento de los últimos tiempos y en la mayor preocupación ciudadana.
Persuadir sobre la importancia de respaldar las preguntas del referéndum, es una tarea urgente del Ejecutivo, que no puede desentenderse de su propia iniciativa de consultar al pueblo.
Estamos en Ecuador donde la política es rastrera y la oposición no mirará razones de Estado, sino conveniencias; en este caso, contradecir a Lasso para asestarle un daño irreparable a su administración.
Para la campaña del referéndum se han inscrito 11 organizaciones políticas y sociales. Siete de ellas para promover el 'No'.
Habrá que ver con qué argumento se opondrán a la extradición de personas relacionadas con el tráfico de drogas y el crimen organizado, que ha provocado revueltas sangrientas y dolorosas en las cárceles y ha puesto a la población, en especial de los sectores más pobres de tres provincias, a merced de los sicarios.
Un buen inicio de la campaña sería que el Gobierno dé los nombres de los candidatos, supuestamente, financiados por el narcotráfico, de los que ha hablado el presidente Lasso, sin identificarlos.
Denunciarlos librará a ciudades y cantones de caer en manos de gente indeseable, porque nadie votará por personajes que saben los someterán y violentarán.
Hasta hace poco, la consulta constituía para Lasso la más riesgosa de las apuestas, por no haber tenido los arrestos para invocar la muerte cruzada, en los momentos de más alto respaldo popular, lo que habría supuesto un quiebre en la política ecuatoriana.
Pero las preguntas planteadas parecen difíciles de ser negadas.
¿Alguien se opondrá a la disminución del número de asambleístas cuando la Legislatura es la institución más repudiada por los ecuatorianos, a la que apenas el 5% de ecuatorianos le cree?
Los que se han inscrito para promover el 'No', ¿cómo pensarán convencer a la gente de no quitarle al Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS) la facultad de elegir a las autoridades de control, luego del fiasco de su gestión?
¿Alguien en su sano juicio democrático podría no apoyar lo de dotar de autonomía a la Fiscalía, o auditar a las organizaciones políticas, para saber el número real de adherentes y militantes?
Con partidos y movimientos sin ideología, que en las campañas suelen subastar su nombre y número, para febrero próximo, en algunas ciudades y provincias, han hecho alianzas electorales contra natura, confirmando que, en el juego por el poder, todo vale.
Por eso, no parece factible que puedan hacer una campaña sostenida por el 'No'.
De hecho, algunas encuestas dan cuenta de que las ocho preguntas tienen respaldo popular, aunque unas más que otros.
Pero en una elección, la verdad se sabe solo luego de contar los votos.
En diciembre, el presidente Lasso hizo otra apuesta política cuando entregó al presidente de la Asamblea el proyecto de reforma parcial a la Constitución para la incorporación de las Fuerzas Armadas (FF.AA) en apoyo a la Policía, para luchar contra las mafias, el crimen organizado, el narcotráfico y la delincuencia, sin decretar estado de excepción, como se requiere hoy.
Por más que la conducta de la mayoría de la Asamblea sea despreciable, no parece posible que nieguen tal proyecto. Su descrédito se vería desbordado, al no poder explicar a la gente, por qué no permitirán que las FF.AA les proteja.
Por eso, Carondelet tendrá que hacer su tarea pedagógica apelando a la lucidez -que no es necesariamente su fuerte-, para informar a los ecuatorianos qué significa contar con la fuerza pública combinada para encarar la violencia.
¡En fin!
El 5 de febrero, en las urnas, el pueblo ecuatoriano reescribirá su historia; esa que Tucídides afirma es un incesante volver a empezar.
Si la consulta resulta positiva para el presidente Lasso significará una suerte de resurgir político; de lo contrario, el escenario será desolador.
Estamos en 2023 ¡Hagan sus apuestas!