¿Reduce la extrema pobreza un aumento del salario mínimo?
PhD en Economía. Especialista en desarrollo. Coordinadora del Centro de Investigaciones Económicas de la Universidad de Las Américas.
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Aunque tímidamente por el contexto de incertidumbre económica que se ha vivido en estos últimos años, el aumento del salario mínimo, ahora de USD 400, sigue proponiéndose como estrategia para mejorar la calidad de vida de los grupos en peor condición de vulnerabilidad.
En un mercado laboral en que el empleo pleno cayó, con niveles de informalidad insostenibles y bajos niveles de trabajo decente, el aumento del salario mínimo sigue entendiéndose como una herramienta para reducir la extrema pobreza.
Es esta una medida de profundo y positivo calado entre los potenciales beneficarios, que se impulsa en la región especialmente en los años electorales. Este año seguramente volverá al escenario del debate político.
Tocará volver a escuchar hablar del salario mínimo como estrategia de desarrollo pero, ¿sirve de verdad el salario mínimo para reducir la extrema pobreza?
En la práctica, el incremento del salario mínimo estaría mejorando los ingresos promedio de los trabajadores en los deciles intermedios y bajos. El impacto iría reduciéndose conforme menor es el decil. En el decil 1, en peor condición de pobreza, ese impacto es mínimo.
Esto se debe al elevado volumen de informalidad. Una informalidad que va en aumento. Y es que ante la caída del empleo pleno del 39% en diciembre de 2019 al 18% en mayo-junio de 2020, sólo podemos esperar que ésta se haya disparado.
El pleno empleo se refiere a las personas que ganan al menos el salario mínimo y que están conformes con la cantidad de horas que trabajan.
Como los/as trabajadores/as informales no tienen un contrato de trabajo, son los grupos que no están cubiertos por el salario mínimo. Dado que conforme se reduce el decil, aumenta la cantidad de trabajadores en informalidad, menos les afecta la variación del salario mínimo. Los/as trabajadores/as informales se quedan fuera de cualquier beneficio de la ley.
El aumento del salario mínimo no sería una política para reducir la extrema pobreza, sino que se estaría dirigiendo a otros colectivos. Ameritaría entenderlo como tal y valorar la necesidad de impulsar medidas con un mayor impacto sobre la pobreza extrema.