Una Habitación Propia
Nos siguen pegando
María Fernanda Ampuero, es una escritora y cronista guayaquileña, ha publicado los libros ‘Lo que aprendí en la peluquería’, ‘Permiso de residencia’ y ‘Pelea de gallos’.
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Sigo a dos personas que para mí soy un hallazgo en Instagram. Un día me di cuenta de que lo importante en esa red social era sentirme bien, así que sigo a personas de cuerpo grande que se visten increíble (sin ir más lejos la diosa de @fatpandora) y tienen unas cuentas alucinantemente hermosas.
En lo que tiene que ver con las dietas, estoy enamorada de dos instagramers. La primera es Pily Villegas, @pilyvillegaswellness, ella se define como health coach, autocuidado amoroso y compasivo y libre de cultura de dietas. Llegue a ella por casualidad y hoy soy una de sus más grandes fans.
Te amo, Pily.
La segunda es Ana Pau Molina, @Acuerpadamx, una sicóloga especialista en relaciones tóxicas con tu cuerpo y con las dietas. Ella se define como alguien que te acompaña para sanar tu relación con tu cuerpo, la comida y el movimiento.
Corran a seguirlas.
Gracias a estas dos mujeres he aprendido cosas sobre el odio. El odio a mi propio cuerpo. Si está gordo lo odio y si adelgazo un poco soy increíblemente feliz. ¿Qué quiere decir eso? Que mis libras supeditan mi felicidad. ¿Estoy enferma? No, soy producto de una cultura que nos impone una delgadez imposible.
Mientras estaba pensando en este artículo vi una foto de una especie de pantalón de baño que está de moda. Su pierna es tan alta que el espacio para cubrir la vulva debe tener un par de centímetros, tal vez tres. No más.
Mírense ahí abajo, amigas, imaginen tener que cubrirla con una tela ínfima, del grueso de un par de dedos. He leído que para poder llevar adelante esa moda, las mujeres se hace liposucción en el pubis y también se retocan los labios vaginales por si cuelgan.
Mutilarse la vagina por la moda.
Pily Villegas me parece una mujer brillante porque da explicaciones sobre la moda de las dietas y la obsesión de la delgadez desde la historia. Por ejemplo, cuenta que las balanzas domésticas se pusieron de moda muy poco después de que las sufragistas lograran el voto de las mujeres. Libertad en las urnas, esclavitud en tu propio baño.
Hoy la escuché hablando de la celulitis, algo que es parte de más del noventa por ciento de nuestros cuerpos. Cuenta Pily que hay muchas demandas contra empresas cosméticas por publicidad engañosa, la celulitis no desaparece por productos con cafeína o con flor de la antártica. No funciona.
Pily Villegas es una mujer inteligente y no te dice que dejes de hacer dieta o ejercicio si eso te hace feliz. Lo que dice es que tengas en cuentas de qué manera estás manipulada por la cultura que busca hacer a las mujeres sentir peores.
Habla de dos cosas importantes: mostrar tu cuerpo al bañarte en el mar y enseñarte con libertad a tu pareja sexual. ¿Ustedes qué tal llevan eso? Se muestran libremente bajo el sol o se ocultan con batas. Yo conozco gente que no se baña en el mar nunca y que apaga la luz para tener contactos sexuales.
Ustedes tienen celulitis y yo también. Las fotos de las famosas están photoshopeadas.
De Ana Pau Molina no puedo más que decir cosas buenas. Su dulzura es un bálsamo. No ataca, no grita, no nos dice que somos unas gordas vagas como algunas instructoras deportivas. Ana Pau Molina explica por qué las dietas no funcionan y nos ayuda a reconciliarnos con la comida porque la comida, en verdad, es solo eso: comida.
Ella no te juzga, te explica.
La industria del fitness, otra vez, nos explota al punto de que si subimos media libra nos destroza la vida.
Las balanzas que metieron a nuestras casas los que no querían que fuéramos mujeres libres siguen siendo, cien años después, un mecanismo eficiente de control.
Una mujer que se siente gorda se siente inútil, despreciable.
Se deja hacer cualquier barbaridad y da todo su dinero a quien le garantiza darle el cuerpo con el que ha soñado.
El otro día lloré con Ana Pau Molina porque por primera vez pensé en la idea de que el cuerpo futuro que piensas que vas a tener (si haces las dietas feroces que están de moda y te matas con el crossfit) no disfrutas de tu cuerpo hoy.
Hoy.
Tu cuerpo hoy es lo que tienes. El del futuro no existe.
Y lo que dice ella es que a ese cuerpo, cualquiera que sea, pese lo que sea, hay que amarlo porque es tuyo.
Yo les recomiendo con todo mi corazón que dejen de seguir las cuentas de mujeres ‘perfectas’, de divas, de modelos de cuerpos perfectos por las cuentas de mujeres que transmitan ternura hacia ti, lo que pesas, lo que sientes, lo que vales.
Ternura es la palabra. Perdón.
No odiarte porque pesas lo que crees que no deberías pesar y por eso te ocultas, evitas ponerte ropa que te gusta, salir a bailar, bañarte en el mar, desnudarte con la luz prendida frente a la persona que te desea.
He transformado mi Instagram en un lugar seguro. En un lugar que me hace ver todo el tiempo mujeres como yo, a las que les queda la ropa como a mí, a las que me dicen que soy hermosa y valiosa.
Sigo cuentas contra la gordofobia.
Yo también te abrazo porque creo que las mujeres a las que debemos aspirar son aquellas que te abrazan y no aquellas que te gritan que eres asquerosa porque no te destrozas el cuerpo y la psiquis odiándote.
No te odies, amiga.
Es un truco para tenernos sometidas.