Al aire libre
La relación con nuestro yo femenino
Comunicadora, escritora y periodista. Corredora de maratón y ultramaratón. Autora del libro La Cinta Invisible, 5 Hábitos para Romperla.
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Las feromonas y las endorfinas se liberan cuando hacemos ejercicio. También son ingredientes para el amor.
Para Susana Bermeo, magíster en sexualidad consciente, la mujer no se ha conectado con la fuente de placer, "esa fuente inconmensurable de gozo, de trascendencia sexual", dice.
"En el amor, la mujer no se entrega, comparte. Se entrega a la acción. Nosotras somos responsables de nuestra sexualidad, que la tenemos más intensa que la del hombre", agrega
¿Cuánto conocemos de nuestra sexualidad?
Esta conversación con Susana nació en una charla sobre el éxito y el fracaso, sobre el vacío existencial de muchas mujeres, que pierden su esencia en pos de lograr éxito profesional y social.
Yo opinaba que la ternura en la actualidad es vista como sumisión, entonces debemos mostrar frialdad. La delicadeza es vista como debilidad, entonces debemos ser duras.
Susana dice que lo que ha cambiado es la mujer, su rol en la sociedad, "la esencia no cambia nunca. La obstruyen con los personajes que crean sobre sí mismas. Cubrir con un velo lo que eres para poder ir por la vorágine de la vida", explica.
Y añade: "una mujer compulsiva en el orden, apurada, es una mujer no posesionada de su esencia femenina".
Y qué es la esencia, le pregunto.
"La esencia está dentro de nosotras. Es el perfume, es lo que nos mueve, el aroma. Es sutil. Tenemos que habitar la esencia, que salga por los poros, como el perfume de la rosa", apunta Susana.
Aplico esa teoría en la vida de las deportistas y creo que tenemos más claro nuestro rol. Al fin y al cabo, los hombres están en otra categoría, son más fuertes y rápidos que nosotras, entonces no competimos contra ellos.
“Somos menos fuertes, pero nuestra fortaleza interior es mayor que la del hombre -dice Susana. Es como el agua: una cascada es la parte masculina, una explosión de fuerza; pero en un lago puedes flotar, es la parte femenina del agua”.
"Para recobrar nuestra esencia, invito a probar ser dulces, delicadas con nosotras mismas", propone Susana.
Hombres y mujeres tenemos un lado femenino. El cerebro derecho contiene la unión, el gozo, la ternura. El izquierdo es el combate, la lucha, el protagonismo, la separación. Este es más masculino.
Susana dice: "cuando combinas la ternura con el combate, entonces eres una verdadera fémina. Una mujer auténtica, cautiva. Es seductora", dice Susana.
Y continúa: "la mujer quiere vivir en su interior, pero la sociedad la empuja a hablar el lenguaje masculino, salir, proyectarse, protagonizar, cuando adentro está su fortaleza".
Susana recomienda actuar, caminar por la calle -correr, montar en bicicleta, "llena de ti misma, sin cerrar tu sexualidad, manifestando tu esencia femenina. Ser una diosa por tu esencia", dice ella.
Otras características de la mujer son la intuición, el discernimiento, la alegría, el eros.
¿Tenemos mucha más libertad las mujeres ahora?
Susana responde:
"No lo creo. Somos esclavas de nosotras mismas. En la terapia noto que la mujer está perdida. Hay una auto esclavitud. Se exigen a sí mismas 24/7. No se dan tiempo para estar con ellas mismas, están en protagonismo constante. Y por más éxito que hayan obtenido sienten que algo les está faltando".
La única acción que tenemos en libertad es la actitud frente a las circunstancias. ¿Cómo voy a actuar? ¿Desde el miedo o desde el amor? ¿Desde la conciencia o desde el ego?
Entremos en conciencia. Las personas en conciencia son difíciles de ser sometidas, comenta Susana.
"Al competir siempre hay alguien que pierde, ojalá sea tu ego", concluye.