Economía y Desarrollo
La recuperación de la economía sigue lenta y desigual
Doctor en Economía, máster en Economía del Desarrollo y en Política Pública. Director general académico de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador.
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De acuerdo con las cuentas trimestrales del Banco Central, el Producto Interno Bruto (PIB) del segundo trimestre creció 1,7% en comparación con el mismo periodo de 2021; y un 0,1% comparado con el primer trimestre de 2022.
A precios constantes (dólares de 2007) el PIB del segundo trimestre alcanzó los USD 17.589 millones, valor que sigue siendo inferior a la producción de 2019 (prepandemia) cuando alcanzó los USD 18.009 millones, en el mismo periodo.
Es decir, se mantiene un decrecimiento de 2,3%, con una brecha trimestral de menos USD 419 millones, para la recuperación de los niveles de producción de 2019.
El componente de inversión (formación bruta de capital fijo, FBKF) es el que tiene mayor rezago en la recuperación. La brecha que existe entre el segundo trimestre de 2022 y el mismo periodo de 2019 es de USD 526 millones.
Seguido por las exportaciones netas (exportaciones menos importaciones) que registran una diferencia de menos USD 241 millones, y el gasto del Gobierno General con menos USD 163 millones.
El componente del PIB que se ha recuperado es el de consumo final de hogares, superando el nivel de 2019 por USD 579 millones.
La recuperación está guiada por la reactivación del comercio. Este sector superó, en el segundo trimestre de 2022, la producción del mismo periodo de 2019, por USD 89 millones (a precios de 2007).
Sin embargo, la recuperación del comercio se ha expresado en términos de empleo informal, como lo muestran las cifras del INEC.
Otros sectores que han logrado recuperarse son la acuicultura y pesca de camarón, las comunicaciones, los servicios financieros y la refinación de petróleo.
Mientras que entre los sectores que se mantienen por debajo de los niveles de 2019 se encuentran agricultura, construcción, transporte, alojamiento y servicios de comida, actividades profesionales, enseñanza y servicios sociales, que son intensivos en empleo y generadores de bienestar.
Además, el sector de manufactura, que es el generador de valor agregado, se encuentra aún rezagado en comparación con 2019, al igual que el sector de petróleo y minas.
Es así como se evidencia que la reactivación de la economía sigue siendo lenta y desigual.
Es urgente un cambio en la política pública, que combine inversiones públicas en protección e inclusión social, con una estrategia de mediano plazo, para mejorar la productividad sistémica de la economía, para promover inversiones privadas en sectores de alto valor agregado y generación de empleo.
Para esto hay que salir de las visiones contables de austeridad fiscal, dar paso a la inversión, y asumir la responsabilidad de redistribuir y de crecer incluyendo.