Con Criterio Liberal
Realidad, serenidad y solidaridad
Luis Espinosa Goded es profesor de economía. De ideas liberales, con vocación por enseñar y conocer.
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Mientras la pandemia del coronavirus se expande y se confirman nuevas infecciones en distintos países todos nos enfrentamos a un escenario confuso y desconocido, tanto gobiernos como ciudadanos.
Toda medida tiene consecuencias, y en estas circunstancias no hay medidas fáciles ni ideales. Si se opta por cuarentenas estrictas, como en China, España o Italia por ahora, se puede frenar la propagación, pero es una medida complicada de aplicar en Ecuador, donde la mitad de la población no tiene ahorros ni un empleo formal, y donde la mayoría de los ciudadanos depende de su trabajo día a día para sobrevivir.
La mayor parte de los negocios no puede pagar a sus empleados en una semana sin ingresos, peor si son dos o tres semanas como ocurre en los otros lugares.
Si fuese así, habría que implementar medidas como que las fuerzas de seguridad hagan cumplir la restricción de movilidad y programas de reparto de ayuda (sea a través del programa del Bono de Desarrollo Humano o similares), o alimentos. Un panorama muy complicado tanto en términos económicos como logísticos y, sobre todo, humanos.
Por otro lado, el no hacer algo tan drástico, como por el momento ocurre en la mayor parte de países del mundo (no podemos perder tampoco esta perspectiva), desde Reino Unido hasta Nueva Zelanda o Chile o México, supone asumir un riesgo que puede ser demasiado alto si se expande el virus, tanto en términos de vidas humanas como de costo político para quien debería tomar esta decisión.
Algunos gobiernos intentan enfocarse en aislar a quienes corren más peligro, como los ancianos, sin reducir la movilidad de los demás. Difícil decisión que se ha de tomar con mucha incertidumbre, pues aún no sabemos qué medidas funcionarán mejor, ni qué consecuencias tendrán unas u otras.
El Gobierno de Ecuador parece haber optado por un camino intermedio, que es intentar reducir la movilidad para reducir la expansión del virus sin paralizar ni el país ni la economía. Es muy complicado lograr ambos objetivos, más cuando la demanda cae drásticamente, dado el periodo de incubación, y que no tenemos un conocimiento exacto de cuán expandido está el virus.
Por desgracia en Ecuador somos pocos los privilegiados que podemos trabajar desde casa en empresas o instituciones que pueden pagar los salarios aún sin tener ingresos durante semanas, en Italia o España, por ejemplo, son muchos más.
Vienen días y semanas de medidas drásticas con preocupantes consecuencias. Por el momento sería importante hablar de acciones para combatir la infección, tanto a nivel privado como público. Desde medicalizar hoteles para cuarentenas hasta planificar el trabajo posible desde casa, desde estar con quienes queremos pasar la cuarentena hasta ocuparnos de los más desvalidos y de los ancianos.
También habrá que tomar medidas macroeconómicas sin precedentes (la economía se va a resentir), como pedir una moratoria a los acreedores internacionales del Gobierno de Ecuador, hasta hacer análisis de la situación de los impagos y los bancos. Muchas empresas tendrán dificultades para pagar sus salarios si no tienen ingresos, y eso es grave para sus empleados. Habrá que pensar en normas para priorizar los pagos.
Lo prudente es tener serenidad y responsabilidad, solidaridad con los cercanos y afectados y una cierta perspectiva y optimismo. Esta situación no es apocalíptica aunque a veces lo parezca.
En unas semanas, con acciones nos recuperaremos de la situación y, habiendo tenido tanto tiempo para la reflexión, espero que salgamos de esto siendo mejores.