Con Criterio Liberal
La realidad de las encuestas: nadie sabe qué pasará
Luis Espinosa Goded es profesor de economía. De ideas liberales, con vocación por enseñar y conocer.
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A apenas dos meses de las elecciones circulan por Ecuador todo tipo de encuestas, con las más diversas predicciones. Algunas de ellas hechas con honestas intenciones demoscópicas, otras con espúreas intenciones políticas. La realidad es que ninguna puede anticipar con cierto grado de fiabilidad el resultado electoral.
Comencemos por lo básico. Una encuesta consiste en intentar averiguar lo que piensa el conjunto de una población. Estamos acostumbrados a titulares que dicen "X % de los ecuatorianos piensan que Y". Puesto que no podemos saber lo que piensa toda la población hacemos 'encuestas', esto es, preguntamos a un grupo reducido y extrapolamos al conjunto los resultados.
En la mayor parte de los casos no tenemos capacidad de saber si lo que dicen las encuestas es realmente lo que piensa/hace la población, pues no hay comprobación de los resultados. Salvo en las encuestas electorales, donde se pregunta a la gente qué votará y luego se comprueba qué ha votado.
Y cuando comprobamos los resultados, muchas veces vemos que son muy distintos de los proyectados por las encuestas.
Esto se puede deber a muchos factores. A que las personas han cambiado de opinión, a que las personas mienten a los encuestadores pues les avergüenza decir por quién van a votar y los encuestadores no son capaces de detectarlo, a que los encuestadores no hacen bien la selección de la muestra -aquellos a quienes preguntan- y, por tanto, no son representativos del conjunto del país…
Hacer encuestas no es fácil, de hecho, es muy difícil, es toda una rama de estudio: la demoscopia. Y, sin embargo, en las recientes elecciones de Estados Unidos podemos decir que han fallado estrepitosamente, la media de desvío nacional de las encuestas a un mes de las elecciones ha sido de 7,5 puntos.
Esto es, la media de las encuestas decía que Biden iba a ganar por unos 10,5 puntos de diferencia en voto popular, cuando tan solo ha sido de unos 3 puntos. Un fallo clamoroso que ha de llevar a una reflexión, sobre todo si consideramos que en las elecciones de 2016 también fallaron mucho las encuestadoras, infra-valorando el voto de Trump, y se supone que intentaron enmendarlo.
En cualquier circunstancia es difícil acertar con una encuesta, pero más aún en una situación de tan alta incertidumbre como la presente, en una campaña que no se hace en la calle por la pandemia, más en una situación de crisis que hace que haya volatilidad, más cuando no hay precedentes de elecciones en circunstancias parecidas, más cuando no hay grandes presupuestos para tomar muestras muy grandes y muy diversas, más cuando no hay historial de muestras-resultados en muchas áreas del país, más cuando en situaciones más fáciles se ha acertado menos.
Por tanto me temo que no podemos anticipar el resultado de las elecciones de 2021. Al igual que los horóscopos no anticipan nuestro destino, las encuestas, aún las que se hacen con honestas intenciones y buenos procedimientos (que no son todas, por desgracia), no pueden anticipar el resultado.
Hemos de aceptar que hay una altísima incertidumbre y que hasta el día de las elecciones no sabremos quién ganará y por cuánto margen.