Leyenda Urbana
Correa quiere destituir a Kronfle. ¿Se acabará el pacto?
Periodista; becaria de la Fondation Journalistes en Europa. Ha sido corresponsal, Editora Política, Editora General y Subdirectora de Información del Diario HOY. Conduce el programa de radio “Descifrando con Thalía Flores” y es corresponsal del Diario ABC
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Rafael Correa lo hizo de nuevo y esta vez llegó más lejos porque, sin importarle siquiera que fueran días de Navidad, arremetió en contra del presidente de la Asamblea Nacional, Henry Kronfle, en forma virulenta, llamándolo bribón y canalla.
Con coraje irrefrenable, el exmandatario le dijo que deslegitimaba al órgano que él mismo representa, por lo que debería ser destituido como presidente por los demás legisladores. Y, sin ocultar su obsesivo odio por la fiscal Salazar, añadió: “¡Qué le tendrá 10/20 para que ya no se tenga ni respeto humano! En todo caso, una canallada total”.
Correa no insultó a Kronfle por tomarse “vacaciones” y evitar presidir una sesión gravitante de la Asamblea Nacional y dejar la conducción en manos del correísmo. Lo que habría sacado de quicio al expresidente sentenciado es que el titular de la Legislatura haya difundido un comunicado asegurando que el Pleno no tomó ninguna resolución en torno al enjuiciamiento penal de Jorge Glas.
Con ese comunicado, Kronfle habría desbaratado la estrategia de la defensa de Glas -que ahora incluye a un reputado bufete de abogados de Bélgica-, que ya no podrá sustentar que la Asamblea negó el enjuiciamiento, y, por lo tanto, remarcar que se trata de un perseguido. Y eso cambia todo.
El nuevo caso que enfrenta a Glas con la justicia, por el tema de la reconstrucción de Manabí luego del terremoto de 2016, ha alborotado a todos los sectores cercanos al Ejecutivo que se han movido en puntillas en instantes que las sensibilidades del país están a flor de piel, por la “Metástasis” denunciada.
Que la Asamblea Nacional no devolviera al juez la inapropiada consulta para procesar a Glas -como debió ocurrir y como intentó mocionar Construye- debe haberle hecho presumir al correísmo que todo estaba sincronizado y que funcionaría de manera conveniente la mayoría oficialista de los “acuerdos de gobernabilidad” como prefieren llamar al pacto inadmitido entre el oficialista ADN, el correísmo y el Partido Social Cristiano (PSC). Pero no fue así.
Algo que no se conoce ocurrió y hubo un quiebre en las posturas de los bloques, y por eso a Correa le debe hervir la sangre e insulta y amenaza con sacarle del cargo a su aliado, el presidente de la Legislatura.
Se imaginan cómo debe sentirse después de que ordenó a su bancada votar a favor de la Ley de Eficiencia Económica y Generación de Empleo, enviada por Noboa, y todos le obedecieron sin chistar; incluso, aquellos legisladores que en declaraciones a los medios y también en las redes dejaban entrever que votarían en contra.
La sesión del 21 de diciembre para tratar el tema de Glas fue accidentaba. Viviana Veloz, que presidía la sesión, no dio paso a la moción de Construye de devolver al juez Rivera el pedido por improcedente. Se apeló la Presidencia, y Ecknner Recalde, segundo vicepresidente por ADN, movimiento que se abstuvo en la votación, estuvo ausente.
Al finalizar, de 115 presentes hubo 44 votos para autorizar un nuevo enjuiciamiento a Glas (se necesitan 92), 48 en contra (del correísmo) y 23 abstenciones. Faltaron a la sesión 22 legisladores.
Por insólito que parezca, la Revolución Ciudadana pretendió asumir el resultado como un triunfo.
Y es que al correísmo debe resultarle inasumible que les haya fallado el plan para salvar de un nuevo juicio a Glas, que habría comenzado cuando el propio juez de la Corte Nacional de Justicia (CNJ) Luis Rivera, involucrado en el caso Metástasis, y que durante siete meses no dijo ni pío sobre el pedido de audiencia hecho por la Fiscalía, solicitó el pronunciamiento de la Asamblea, conociendo que no necesitaba autorización alguna, porque dejó de ser vicepresidente seis años atrás, y al concluir las funciones se le extinguió el blindaje de su inmunidad.
El país también observó con asombro cómo el asambleísta Taiano del PSC haciendo malabares con las palabras intentó explicar, sin conseguirlo, por qué votaron a favor de que siga el juicio penal contra Glas, y que luego arguyera que nunca se debió conocer el tema “por la ilegitimidad de quien lo había enviado: un juez cuyo despacho fue allanado en el caso Metástasis”, cuando lo de fondo era la ilegalidad de la consulta.
Por eso, algunos constitucionalistas han hablado de un grosero fraude constitucional al negar, sin tener competencia, el procesamiento penal de Jorge Glas, lo que explicaría por qué Kronfle afirma “que no se resolvió nada”.
Qué efectos políticos futuros habrá con un Ejecutivo al que le resultó muy fácil aprobar, con 107 votos, su primera ley económica urgente, ahora que ya está en la Asamblea la segunda denominada “Ley Orgánica de Competitividad Energética”, está por verse.
En este escenario, es extraño que no se haya debatido cómo Glas que es un convicto que debe presentarse periódicamente ante un juez, haya logrado ingresar sin problema alguna a la embajada de México, donde hoy es un “huésped”, que ha pedido asilo político.
Claro que su futuro resulta incierto porque si bien el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador es cercano al Socialismo del Siglo XXI, y estará bajo presión de sus amigos de la izquierda continental; que se trata de un sentenciado por corrupción es una cosa seria. En ese caso, la tradición del país azteca de dar asilo no alcanzaría, más aún cuando se acaba de conocer que un narcotraficante que también ordenaba crímenes y asesinatos le pagaba sus abogados.
La Cancillería ha entregado a la embajadora de México la documentación sobre la situación jurídica de Glas proporcionada por la CNJ y la Fiscalía General del Estado, y ha dicho, de manera categórica, que “para Ecuador no sería lícita una eventual concesión de asilo diplomático por parte de México”, por lo que deploraría.
Por si fuera poco, el juez Rivera ha fijado para el 5 de enero de 2024 la audiencia para formular cargos contra Glas y otros dos exfuncionarios involucrados en el presunto delito de peculado dentro del caso conocido como Reconstrucción de Manabí, por supuestas irregularidades en el contrato para la construcción de la vía Manta-Colisa, por USD 68 millones.
Lo que pasa con Glas, ¿justifica los insultos y las amenazas de destituir a Kronfle hechos por Correa? De ninguna manera. Pero se entiende.
¿Seguirá el pacto?