Al aire libre
Quiteños, cuidémonos unos a otros
Comunicadora, escritora y periodista. Corredora de maratón y ultramaratón. Autora del libro La Cinta Invisible, 5 Hábitos para Romperla.
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En Quito nací y aquí me gusta vivir.
La mayoría de quiteños somos buenas personas, nos llevamos bien.
Como dijo Alexandra Cárdenas en un trino, ante el apoyo de voluntarios a las familias afectadas por el aluvión del 31 de enero:
-Solo nos tenemos los unos a los otros. Gracias quiteños.
Lo malo es que en las calles actuamos sin respeto. Por eso la quinta causa de muerte en Ecuador, con Quito a la cabeza, son los accidentes de tránsito.
Podemos hacer algo cada día para evitarlo.
Según el profesor David Lois, de Mobility Behavior, llegó la hora de evaporar el tráfico y reconquistar la ciudad.
Hay tanto que cambiar y retroceder para tener barrios humanos, donde las personas que no tienen carro, que son la mitad o más de la población, puedan circular seguras, sin polución ni ruido.
"La dictadura del carro" está en la mira, por eso ciudades como Londres, Milán, Ámsterdam, Praga, Berlín, han reducido el uso de autos, han expandido su red de ciclistas, eliminado parqueaderos y mejorado el transporte público, para favorecer a las personas, a los barrios y, además, reducir las consecuencias del cambio climático.
Hace un tiempo fuimos en patineta por el Centro Histórico. Arrancamos en un hotel de La Mariscal y por la ruta de bicis de la avenida Amazonas llegamos al parque de El Ejido.
Eran las 10:00, no había mucho tráfico, lo cual nos tranquilizó.
De pronto estábamos en la zona de la Asamblea que tiene un circuito de bicis. Pasamos por La Alameda y el Observatorio Astronómico.
Qué loco recordar que de chiquitas vimos los planetas con mis compañeras de colegio.
Seguimos hacia la plaza del Teatro por la Guayaquil, rebasando los carros atorados por el tráfico.
Si te quejas ‘qué tráfico’, eres parte del mismo.
Pues nosotros íbamos felices por una ciclovía que está limitada claramente con colores.
Aun así, un taxi desconsiderado invadió esta zona para rebasar. Debimos tomar fotos y anotar su placa.
Una vez en la Plaza, nos dimos gusto paseando bajo el sol de la mañana, disfrutando de la suave velocidad de la patineta.
Recordé la frase: "el apuro provoca accidentes".
Quiteños, ecuatorianos, ciudadanos al volante: vayamos despacio, respetemos a las bicis, a las patinetas, a los peatones, las líneas cebra. Demos paso, seamos corteses unos con otros.
El Centro tiene vías muy amigables, la gente te respeta y saluda.
Al menos cuatro personas nos preguntaron si éramos policías. Claro con los chalecos naranja y el casco, dábamos la impresión.
Subimos hasta la Plaza Belmonte, en La Tola, por un pasaje peatonal. Paramos, jugamos rayuela, nos apropiamos de la calzada, de la vereda, de la esquina.
Entramos a la famosa picantería, Sereno Moreno, en la calle Esmeraldas y Vicente León. Tomando chicha morada y mote sucio, Cristian y Dayro Moreno nos contaron su historia.
El restaurante tiene una terraza con otro panorama de Quito: las cúpulas de iglesias, la Plaza Arenas, techos de teja, casitas antiguas y el Pichincha al fondo.
Tal vez mi papá de niño, desde su casa de San Blas, veía Quito con esta perspectiva.
Qué surrealista y emocionante.
En patineta puedes apreciar estos detalles.
@BunHasta dice:
"Buenos días a todos menos a los que van en coche al gimnasio para caminar en una cinta".
¡No seamos de esos!