Contrapunto
La Quinta de Mahler, su sinfonía maldita
Periodista y melómano. Ha sido corresponsal internacional, editor de información y editor general de medios de comunicación escritos en Ecuador.
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Hay películas de las que siempre se espera más, lo cual no significa que sean malas; ese es el caso de Tár, un filme estadounidense-alemán de 2022, dirigido por Todd Field, con Cate Blanchet como protagonista.
La idea del productor era mostrar el talento de Lydia Tár como la primera mujer en dirigir a la famosa Filarmónica de Berlín y presentar nada menos que la Sinfonía número 5 de Gustav Mahler (1860-1911).
Lo hubiese logrado si es que no se hubiera metido en tantos problemas personales con algunos músicos y con los directivos de la prestigiosa orquesta alemana.
Parecía que esa composición orquestal de Mahler se vería en la película con todo su esplendor, la verdad es que la sinfonía sólo se aprecia durante los ensayos; pero el día fijado para el estreno la orquesta berlinesa había tomado otra decisión.
El filme de ficción de Todd Field tuvo varias nominaciones a los Oscar cinematográficos el año de su estreno; cabe destacar que los temas tratados se ajustan a la realidad histórica de la obra, aunque con alguna distorsión.
La mayor contribución a la música es que comienza con la entrevista de un musicólogo a la directora Lydia Tár, eso ayuda a entender el contexto, no solo el que vivió el compositor y director de ópera austríaco, sino también el de otros músicos.
Tal vez la mayor exageración es la insinuación de que la obra de Mahler estaba motivada por una infidelidad de Alma Schindler (1879-1964), la esposa 19 años menor que el músico.
Lo que sí es cierto es que a Mahler lo perseguía la fatalidad, las enfermedades, su condición de judío, a la que renunció obligadamente para convertirse al cristianismo y poder dirigir a la Ópera de Viena.
Esa sinfonía, que comienza con un estridente solo de trompeta y vientos, fue para Mahler "una obra maldita… nadie la entiende", se lamentaba el músico. El primero de los cinco movimientos es una fanfarria que se convierte en marcha militar.
El estreno en 1904 en Colonia no tuvo mucha acogida, el músico la corrigió hasta 1909 y la volvió a tocar, pero nada, la opinión del público y de los críticos siempre estuvieron divididos, pero más fueron las críticas negativas.
El mismo Mahler decía que su música solo sería entendida 50 años después de su muerte, y tuvo razón porque recién por 1950 y 1960, varios años después de finalizada la Segunda Guerra Mundial, entró con fuerza a los escenarios europeos.
La frase lapidaria del músico fue: "Meine Zeit wird noch kommen" (Mi tiempo aún está por llegar).
Al contrario de la segunda y la tercera sinfonía, en la que emplea voces solistas y coros, la Quinta es absolutamente instrumental y de enormes contrastes sonoros.
En realidad, toda la obra de Mahler sugiere contenidos psicológicos, tragedias personales y también presiones, porque prácticamente con él y con Richard Strauss comienza a inaugurarse el modernismo y a extinguirse el romanticismo.
La Quinta sinfonía en do sostenido menor es considerada entre las más populares de Mahler, esa fama en parte se debe a la película 'Muerte en Venecia' de Luchino Visconti, que se musicaliza con el adagietto para cuerda y arpas, tan típico en la música de Mahler.
La película está basada en la novela homónima de Thomas Mann, que admiraba a Mahler.
El cuarto movimiento, adagietto lento, según el director de orquesta Willem Mengelberg "fue la declaración de amor de Gustav Mahler a su esposa Alma", sin carta de por medio, sin ninguna explicación, y ella lo entendió.
En cuanto a la tonalidad, algunos musicólogos no están de acuerdo que toda la obra es en do sostenido menor, porque en los siguientes movimientos y, sobre todo, en el rondó finale la tonalidad es diferente.
El mismo Mahler había manifestado que sería difícil hablar de una sola clave para toda la obra y que, para evitar malentendidos, era preferible dejar sin marcar la tonalidad de la quinta sinfonía.
De todas sus sinfonías, anota la Deutsche Welle, la quinta es la que aglutina de manera más evidente las obsesiones mahlerianas: la muerte, el amor, la exaltación de la naturaleza, los paisajes campestres, la música popular.
Es, dice, la más optimista de todo su ciclo sinfónico. La muerte está presente al inicio, pero después el amor y la vida cobran una singular importancia.