Al aire libre
Desintoxicación y chao a las grasas viejas
Comunicadora, escritora y periodista. Corredora de maratón y ultramaratón. Autora del libro La Cinta Invisible, 5 Hábitos para Romperla.
Actualizada:
Bajé 2 kilos. Mi esposo más.
Pero sobre todo nos dio un bienestar increíble entrar en un proceso de desintoxicación.
Dolores de articulaciones inflamadas se redujeron. La digestión mejoró.
La entrenadora de salud, Alegría Hervas, nos anunció los beneficios de cumplir 21 días de jugos verdes y caldo de res y verduras, más recetas variadas con los colores del arcoíris.
A quienes comenté la intención de empezar el 'detox' me decían: tú no necesitas.
Sin embargo, todos necesitamos:
- Dar un descanso al sistema digestivo
- Desinflamar el cuerpo
- Eliminar toxinas
- Acelerar el metabolismo
- Eliminar grasas viejas innecesarias
Es sanador, recupera energía, mejora el rendimiento. Se ven cambios en el pelo y la piel.
Así que arrancamos.
Desde el primer día comenzamos a preparar los alimentos con mucho cuidado. Mi esposo hizo las compras para que no nos faltara nada y que luego con ese pretexto cayéramos en el incumplimiento.
No improvisen, -dijo Alegría- deben darle prioridad a lo que comen. Es la energía para vivir.
Es más barato preparar y más sano, añadió.
Tener organización nos sirvió para tomar conciencia de lo que comíamos.
Pienso que la misma cosa pasa en los negocios. La empresa 'esbelta' da como resultado agilidad, calidad en el servicio, mayor rendimiento, ahorro.
La empresa obesa, -como la mayoría de las entidades estatales y de gobierno local-, es lenta, costosa, de baja calidad en el servicio.
No es cuestión de recortar personal, sino de hacerlo más eficiente. Según la filosofía Lean, la clave es eliminar desperdicios a todo nivel, o sea: atrasos; trámites engorrosos; productos mal elaborados que nadie quiere; 'bandazos' en las entregas; amontonamiento de inventarios; pasos innecesarios; trabajadores parados sin tener qué hacer; bienes y servicios que no satisfacen al cliente.
En el humano, muchas corrientes recomiendan integrar a un proceso de 'detox', el ayuno de redes sociales y chats, de pensamientos negativos y de pensamientos en general.
Eso también aplicamos y se nos abrió un panorama con más arcoíris.
Mi rendimiento deportivo ha mejorado por estos cambios alimenticios. Debe ser también por la meditación diaria y por inspiración y mandato de mi entrenador Fernando Torres.
Pero no todo es coser y cantar. Los dos primeros días me iba muriendo del hambre.
Mis amigas me repetían, es que tú no necesitas.
Resistí con los jugos verdes y dormí rico.
El día 3, todo cambió. Estaba liviana y veía más brillantes los colores. El jueves igual y así hasta el domingo.
La noche del domingo no teníamos hambre. Consultamos con nuestra coach y nos dio la regla de oro: no comer si no se tiene hambre.
Sin hacer ejercicio bajé dos kilos. Pero ese no era mi objetivo, sino desinflamarme, desintoxicarme, alcalinizarme.
Extrañaba mis comidas favoritas: pan con aguacate, pan con mantequilla de maní, pan con batido de plátano…
El pan es adictivo, me dijo Alegría.
Incorporé a la dieta café y mantequilla de maní. ¡Qué delicia!
Cocinar juntos con mi esposo y probar sabores nuevos han sido los premios de este 'detox'.
La tercera semana recibimos nuevas recetas, más llenadoras: batidos de leche de coco con arándanos y plátano, especialidades de pescado, cebiches y otras delicias.
Me acostumbré a tomar el agua con limón y vinagre de manzana en ayunas.
La inflamación del cuerpo es un paso antes de la enfermedad. Y sucede cuando comemos mucho dulce, harinas, fritos, alcohol.
La invitación es a comer consciente. A interactuar consciente. A existir consciente.
Y si por ahí se nos cruza una invitación a un almuerzo o cena, comer lo que hay y al día siguiente hacer ayuno por 24 horas con agua.
El equilibrio es la clave y evitar que el cuerpo entre al ciclo de comer y comer, sin control.