Con Criterio Liberal
Hay que afrontar los problemas reales (y no es el cambio climático)
Luis Espinosa Goded es profesor de economía. De ideas liberales, con vocación por enseñar y conocer.
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Esta semana se ha presentado un nuevo informe del organismo de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (IPCC) que, una vez más, es apocalíptico pues se dedica a anunciar que hay un cambio climático antropogénico irreversible y catastrófico.
Tras el anuncio de “los expertos” casi todos los líderes, medios y activistas del mundo han hecho declaraciones muy comprometidas y solemnes llamando a evitar el cambio climático cambiando nuestro modelo de producción y de consumo, esto es, nuestra manera de vivir.
Bueno, pues seamos claros: si crees que el mayor problema de la humanidad es el cambio climático (esto es, que pueda aumentar algún grado más la temperatura de la tierra en las próximas décadas) lo que estás diciendo en realidad es que no tienes ningún problema real.
Que ni siquiera sabes cómo son los problemas reales.
Los problemas reales son los que tiene la gente normal: la pobreza, que ha aumentado tanto en este año, el desempleo, la enfermedad, la falta de oportunidades, la tristeza, la soledad...
Las élites de la humanidad han decidido que su principal valor es el cambio climático (un “valor” es según Mises cómo uno ordena los distintos fines que tiene, qué importancia les da). No los valores y preocupaciones de la gente común, sino aquellos que solo les preocupa a ellos en sus congresos y declaraciones.
Estamos en el año 2021, superando una pandemia que nos ha empobrecido mucho (o más bien la reacción a la pandemia), ha aumentado la pobreza, puesto en dificultades a las clases medias, quebrado empresas, frustrado o retrasado proyectos vitales…
Y los líderes y las Naciones Unidas están diciéndonos que en unas décadas viviremos consecuencias catastróficas si no cambiamos nuestro modo de vida de manera radical.
Si lo pensásemos más nos indignaría mucho más, pero estamos demasiado acostumbrados a estas élites que sermonean sobre sus propias obsesiones sin afrontar los verdaderos problemas, probablemente pues se saben inútiles o ineficientes para solucionar nada práctico y que realmente afecta a los ciudadanos.
Lo obsceno es que todos los recursos (necesariamente escasos) que dedican todos estos líderes y organismos a decirnos cómo deberíamos cambiar nuestro modo de vida para intentar paliar una posible catástrofe, que supuestamente llegará en décadas, -y ya son muchas las catástrofes que se han anunciado y no ocurrieron- no los están dedicando en afrontar los problemas que realmente afectan y preocupan a los ciudadanos.
En este año ya hemos cambiado la manera de vivir, viajado mucho menos en carro, bus o en avión, contaminado mucho menos, producido y consumido mucho menos, y no queremos seguir viviendo así. Queremos solucionar los problemas reales que nos preocupan de verdad: la pobreza, la riqueza, el desempleo, la enfermedad.