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Cómo hacer que papá y mamá nos hereden soluciones, no problemas y deudas
Comunicadora, escritora y periodista. Corredora de maratón y ultramaratón. Autora del libro La Cinta Invisible, 5 Hábitos para Romperla.
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Íbamos en bicicleta por el campo y pasamos cerca de una casa abandonada. Mientras yo tomaba la foto, un amigo hizo el comentario: los herederos no se pusieron de acuerdo.
Ahí quedó el romanticismo del paisaje, de muros caídos, de hierba crecida entre flores amarillas. La linda casita abandonada.
Cuando los padres mueren, los hijos tristes, todavía de luto, reciben el testamento, y como en Ecuador todo es para todos en partes iguales, unos a otros se abrazan y quedan en verse y acompañarse.
Sin embargo, rara es la familia donde todo es equitativo en la herencia. Las partes iguales, idénticas: la misma copa para ti, para ti, para ti, hasta contar seis. El mismo terreno para ti, para ti, para ti, total seis. El billete de la venta de la casa en seis partes iguales. Paz, amor y agradecimiento a papá y mamá.
Aparecen los problemas cuando "a mí me tocó la copa rota y la vajilla despostillada. El terreno que me dieron está en pendiente y el de los otros en plano". "Como yo tenía deudas con nuestros padres, los hermanos me cobran y no recibo el dinero de la venta de la casa donde nací, donde jugué, donde crecí".
La siguiente Navidad es incompleta porque los que se sintieron perjudicados prefieren tomar distancia para no ver a los que salieron beneficiados.
Los papás desde el cielo, apesadumbrados, viéndose culpables por esta división desigual.
El peor escenario es cuando el testamento no incluye bienes ni dinero sino problemas, deudas, pagos pendientes al fisco, confusiones o injusticias. Entonces todos salen perjudicados.
La casa queda abandonada en el campo porque los herederos no se pusieron de acuerdo.
La bronca es irreconciliable, nadie entiende qué pasó, se culpan unos a otros: tú provocaste ese préstamo, tú perdiste las escrituras. Tú que pasabas con ellos, por qué no les recomendaste el pago del impuesto, las planillas del seguro social.
Resulta que la persona que más les cuidó (el 75% es mujer), es la culpable. Extrañan a los papás, pero con cierto resentimiento.
"Paga tú, busca el documento, no voy a firmar nada, que nos quiten, que nos expropien". Y la casita sigue abandonada en el campo porque los herederos no se pusieron de acuerdo.
Papá y mamá: heredemos soluciones, no problemas. ¿Cómo?
- Mantener en orden los documentos y las propiedades. No importa si estamos en la flor de la edad o somos ancianos. La muerte nos puede sorprender cualquier rato.
- Si se vende un bien, cuidar el dinero y cerrar el proceso con escrituras notarizadas. Evitemos heredar compradores intensos, incertidumbre.
- Si nos endeudamos por un hijo o le damos dinero, informar al resto. Los papás sabemos qué hijo tiene más necesidades, pero que sea una decisión consensuada en pareja y avisada al resto. “Yo hago lo que quiero con mi dinero”, es cierto, pero no nos quejemos que luego haya bronca entre hermanos.
- Pagar a tiempo las deudas porque según la ley, los hijos las heredan junto con los acreedores amenazantes. Existe el seguro de desgravamen en caso de créditos hipotecarios y quirografarios, o sea la aseguradora paga la deuda si el deudor muere.
La casa queda saneada. La deuda queda pagada. Pero si no se firma el seguro de desgravamen, la institución busca cómo recuperar la deuda. Se lleva la casa. Chao.
Según Primicias, en Ecuador el 66% de los clientes con crédito en la banca privada paga a tiempo sus deudas. Aval Buró informa que los empresarios y emprendedores son los más cumplidos, seguidos por las personas que sacaron crédito de vivienda. Hay mayor retraso en préstamos de consumo.
- Tener seguro de vida, de enfermedad, de vehículo y bienes. Amparar a los hijos con esta cobertura para gastos de hospital y otros, cuando partimos a la vida eterna.
- Dejar por escrito la repartición de las cosas pequeñas y también las grandes.
Consejos para los hijos:
- No gastar la herencia de los padres antes de recibirla.
- No esperar mucho de ellos. Aprovechar su presencia en vida. No para extraerles hasta el último centavo, sino para recibir su amor y su sabiduría.
Esa es la mejor herencia.