El Chef de la Política
Un presidente de pocas palabras: Noboa y sus seis meses en el gobierno
Politólogo, investigador de FLACSO Ecuador, analista político y Director de la Asociación Ecuatoriana de Ciencia Política (Aecip).
Actualizada:
Más tiempo tomó el rodaje de videos promocionales del gobierno que la intervención del Presidente Noboa. Más elocuencia se vio en el mensaje del titular de la Asamblea Nacional que en la alocución del Jefe de Estado.
Noboa es hombre de pocas palabras y muchas acciones, dicen desde el oficialismo. Noboa es hombre de pocas palabras y aún menos acciones, reclama la tibia e incipiente oposición. En el medio de las posibles tensiones, la ciudadanía sigue apoyando la gestión del presidente, aunque sin que se sepan bien las razones de la confianza depositada en el interino huésped de Carondelet.
Para Noboa, el combate a la delincuencia organizada es la variable que explica su respaldo popular. Así lo dijo en varios pasajes de su mensaje al país. No obstante, desde diversos sectores se señala que más allá de hechos puntuales, es poco lo que se observa en el plano estructural.
El Plan Fénix, nadie lo ha visto. Las políticas públicas integrales, mucho menos. Eventualmente, lo que la gente valora es que ahora algo se ve. Algo mínimo, pero cualquier cosa es mejor a nada. Ese razonamiento puede parecer básico, pero no deja de ser comprensible. Entre lo poco que se hizo en los dos gobiernos previos en materia de seguridad y lo que hoy ofrece Noboa, hay una diferencia. Mínima quizás, pero diferencia al fin.
En las políticas sociales se centró otra parte del telegráfico informe a la Nación. Corta referencia a las propuestas para los sectores menos favorecidos de la sociedad como corta, cortísima, es la lista de programas emblemáticos del gobierno en este sector. Al menos eso es lo que se percibe desde la opinión pública.
No obstante, ese 60% de apoyo popular al que se refieren diversas encuestadoras está ahí, presente. Algún beneficio debe estarse gestando desde el gobierno, sea a través de políticas públicas que no se hacen explícitas, sea a través de lo que los especialistas definen como clientelismo político.
La importante movilización observada en las inmediaciones de la Asamblea Nacional el día de la lectura del mensaje de Noboa al país, da algunas pistas de las estrategias electorales que ahora parecen definir lo que el presidente hace y dice. De la época del sánduche hemos pasado a la de comida más elaborada. Las formas varían, el fondo sigue igual.
Precisamente en esa línea, la del mensaje a sus electores más que al país, puede entenderse el discurso presidencial a propósito de la gesta heroica del 24 de mayo. A los ojos más tradicionales, el informe a la Nación no solo lució escueto y falto de carisma, sino además excesivamente alternativo en cuanto a las formas.
Acostumbrados como estamos a los mensajes de varias horas, en los que se detallan los diferentes sectores en los que el gobierno de turno ha puesto atención, lo de Noboa ha sido disruptivo: pocas palabras y muchas imágenes.
Así, como le gusta a la población joven: rápido y visual. Ahí está el electorado al que se pretendió cautivar y ahí, precisamente, es hacia donde el Jefe de Estado ha enfilado sus dardos. La sorpresa de la elección pasada puede repetirse pronto.
***
Seis meses le quedan por delante a Noboa para mantener el actual apoyo popular. En ese tiempo, tal cual lo ha hecho en el informe a la Nación, será cauto, evitará tensiones frontales y se limitará a ofrecer acciones puntuales.
Esas acciones que generan impacto y aumentan el apoyo ciudadano. Todo rápido y visual. Todo por redes sociales. Todo en versión condensada. Todo como les gusta a las nuevas generaciones.
Esas generaciones, las más jóvenes, que son una parte decisiva del electorado. Si seguimos evaluando las acciones de Noboa, como la del mensaje al país de días pasados, a la luz del libreto tradicional, lo que probablemente se venga en febrero de 2025 nos volverá a encontrar sin respuestas.