Efecto Mariposa
La precariedad laboral en las plataformas digitales de Ecuador
Profesora e Investigadora del Departamento de Economía Cuantitativa de la Escuela Politécnica Nacional EPN. Doctora en Economía. Investiga sobre temas relacionados con pobreza y desigualdad.
Actualizada:
En la década de los 90 ya se anunciaba que la economía tradicional y las relaciones humanas iban a sufrir una gran transformación por la conexión a Internet y el acceso a la información.
La llegada de la pandemia, que nos obligó a cambiar nuestras dinámicas sociales, aceleró más ese proceso de cambio, siendo una de las señales el rápido crecimiento de las plataformas digitales de reparto y transporte.
Desde el punto de vista económico, las plataformas vuelven los mercados más eficientes, pues permiten acortar tiempos y distancias para la adquisición de productos y servicios; crean nuevas oportunidades para los negocios, y generan empleos.
Pese a que la creación de empleos es un punto muy positivo de las plataformas, también es un aspecto cuestionado por la forma precaria en la que emplean a sus trabajadores.
En términos generales, quienes trabajan en las plataformas virtuales perciben bajos salarios, no cuentan con seguridad social, cumplen largas jornadas y sufren inestabilidad laboral.
Tampoco cuentan con protección frente a los riesgos de la actividad, como accidentes de tránsito o el robo de los productos que entregan y de sus herramientas de trabajo.
A menudo, la discusión sobre la precarización laboral de las plataformas digitales es minimizada, con la justificación de que lo importante es que las personas tengan empleo, y se mencionan las supuestas condiciones especiales de quienes laboran en las plataformas.
Pero especialistas en temas laborales indican que, a pesar de las diferencias que pueden existir, los trabajadores de las plataformas digitales deberían tener un empleo adecuado y pertenecer a la economía formal.
Ecuador no ha sido ajeno a la llegada y al crecimiento de las plataformas digitales, ni tampoco ha quedado fuera de sus aparentes beneficios, en cuanto a generación de empleo y obtención de ingresos.
Según el informe: El trabajo en las plataformas digitales de reparto y transporte en Ecuador, de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), los trabajadores de las plataformas aquí tampoco están exentos de la precarización laboral.
A continuación, les presento algunos datos del informe. Debo mencionar que parte de la información del documento de la OIT fue tomada de un estudio realizado por FARO en 2020.
Aunque en el informe de la OIT no se precisa cuántas personas trabajan en las plataformas digitales, y más bien se recomienda la generación de cifras oficiales sobre el número de repartidores y conductores y sus condiciones laborales, el reporte da una idea general sobre quiénes son y cómo laboran quienes nos entregan productos en nuestras casas o nos transportan.
En Ecuador, las plataformas de repartición en las que más trabajan los repartidores son:
- Uber (39%).
- Pedidos Ya (35%).
- Rappi (32%).
En transporte están entre las más conocidas:
- Indriver (77%).
- Cabify (23%).
- Uber (15%).
- Unitaxi (13%).
La comisión que cobran las plataformas de transporte a los conductores va desde el 9,5% en Indriver hasta el 25%, en Uber.
Cabify cobra valores de entre el 15% y el 25%. Para el servicio de repartición, Uber Eats cobra a sus trabajadores una comisión que varía del 25% al 35% de la tarifa.
En ambas plataformas, los ingresos que perciben los repartidores y conductores son inferiores al Salario Básico Unificado.
Sin embargo, los trabajadores de las plataformas de repartos ganan más que aquellos que se dedican al transporte de pasajeros y encomiendas.
En 2020, antes de la pandemia, los repartidores ganaban alrededor de USD 400 mensuales y los conductores USD 280.
Para llegar a esos montos, la mayoría de los trabajadores de las plataformas trabaja más 45 de horas semanales, y lo hace los siete días de la semana. No tienen derecho a vacaciones, ni licencias de maternidad y paternidad.
Según el 79% de los entrevistados, el salario de las plataformas constituye la principal fuente de ingresos de repartidores y conductores, y el 42% labora en esta modalidad debido a que no tiene otras opciones de empleo o porque la vinculación laboral es relativamente fácil.
Para vincularse laboralmente a una plataforma digital de repartición o transporte, se deben cumplir requisitos, como: tener licencia de conducir, ser mayor de edad, poseer un medio de transporte y disponer de un teléfono inteligente con plan de datos.
En algunos casos, puede haber exigencias adicionales con respecto al año y al modelo del vehículo, así como el análisis del pasado judicial.
La mayoría de los trabajadores de las plataformas digitales de transporte y repartición son hombres (97%), con edades entre los 25 y 40 años, y la mayor parte son jefes de familia.
El nivel educativo predominante es la secundaria (53%) y el 27% tiene educación universitaria.
La mayoría de los repartidores y conductores se autoidentifica como mestizo (79%). En relación con la nacionalidad, el 68% es ecuatoriano y el 32% es extranjero.
Por último, el 83% de los repartidores y conductores que participaron en el estudio no tiene un contrato de trabajo.
En un ambiente generalizado de precarización laboral, la excepción es Tipti, una empresa ecuatoriana que presta el servicio de supermercado con entrega a domicilio.
Tipti contrata a los denominados 'shoppers', quienes cuentan con estudios de tercer nivel en Gastronomía o Ingeniería de Alimentos, y luego de una evaluación trimestral pasan a mantener una relación de dependencia con la empresa.
Además, según la OIT, los trabajadores de esta empresa cuentan con seguridad social, seguro privado, bonos mensuales, capacitación, facilidad para continuar sus estudios de posgrado y equipo de bioseguridad. En caso de problemas de tránsito tienen apoyo legal.
Frente a las condiciones laborales precarias de los trabajadores de las plataformas digitales de entrega y reparto, hace más de un año, las asambleístas Johanna Ortiz y Johanna Moreira presentaron en la Asamblea dos proyectos de ley que proponen algunos puntos para mejorarlas.
Según consta en la página web de la Asamblea Nacional, ambos proyectos están en trámite y aguardan la revisión en Comisión para segundo debate. Cabe mencionar que hubo incidentes en el primer debate.
La intención de las asambleístas puede ser buena, pero yo tengo dudas sobre la aprobación de alguno de estos proyectos de ley, puesto que puede depender no solo de la voluntad política de los asambleístas.
Lo digo porque la filtración de los Uber Files, que revelan las estrategias y prácticas abusivas de las plataformas digitales para instalar sus servicios en los países, me provoca desconfianza.
Además, con una mayoría de asambleístas que muestra poco interés y desconocimiento de los temas de importancia para el país, no sería de extrañar que los proyectos de ley sigan reposando en el cajón.
Los trabajadores de las plataformas digitales, al igual que cualquier otro trabajador, deben tener un empleo decente.
Hay que comenzar por transparentar el tipo de relación laboral que existe entre repartidores y conductores y las empresas que los contratan. Llamarlos 'socios' o 'colaboradores' no parece ser más que una artimaña para evadir las responsabilidades laborales.
Y debe garantizarse que los trabajadores de las plataformas digitales tengan una remuneración justa, seguridad social, descanso, las licencias de ley y estabilidad laboral.
Generar más trabajos, sí, pero en condiciones dignas.