En sus Marcas Listos Fuego
Posteguillo versus McCullough. Let's Rumble!
PhD en Derecho Penal; máster en Creación Literaria; máster en Argumentación Jurídica. Abogado litigante, escritor y catedrático universitario.
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Santiago, Santiago, ¿enfrentarte a Colleen McCullough? ¡Pues vayan agallas!, qué ni Vercingétorix se atrevió a tanto.
Pero claro, eres tú y puedes darte ese lujo, pero eso sí, sabedor de que inicias con inferioridad numérica y, aunque te formes en testudo, con esta columna intentaré diezmar tu centuria. Vamos allá.
Colleen McCullough es una novelista australiana que escribió siete incomparables novelas que inician con la vida de Mario y Sila y terminan con la turbulencia de Antonio y Cleopatra.
Y claro, cuando empiezas con 'El primer hombre de Roma' ya sabes que nunca más nadie se deberá atrever a escribir sobre la juventud, vida y muerte de Julio César.
Sí esto fuera box, McCullough es Mohamed Alí. Pero claro, después de que Posteguillo escribió la serie de 'Africanus', cualquiera podría decir: "después de Posteguillo ya nada se podrá escribir sobre las Guerras Púnicas, pues la obra no es solo maestra, sino reina de reinas".
Escribir sobre la vida de Julio César es un reto suicida después de McCullough y, pese a ello, Posteguillo ha iniciado su nuevo proyecto, doce años, para escribir seis colosales novelas.
'Roma soy yo' es su primera entrega, 685 páginas de vorágine y adrenalina. Por eso, en esta primera parte, procedo a alabar y a recomendar su obra por las siguientes razones:
- En la novela histórica nadie, lean bien, nadie, maneja con más destreza que Posteguillo la analepsis y los raccontos. La forma de dar saltos en el tiempo lo hace el Miguel Ángel de la técnica.
Ahora bien. Ya basta de alabanzas. Es hora de decirle a Posteguillo lo que le faltó (por ahora) y en lo que McCullough sigue imperando:
- Cero empatía con Sila. Si hasta con más nobleza retrató al Quinto Fabio Máximo en 'Africanus'. Es que Sila es un personaje tan importante en la historia del mundo que no basta con retratarlo como un brillante y pervertido villano. Yo, por ejemplo, adoro a Sila con todo mi corazón. En este libro la mano izquierda de Posteguillo lo taló, hizo leña y luego lo incendió. Al César lo que es del César, pero primero, a Sila lo que es de Sila.
Por ejemplo, no contar la historia de la presencia de Metrobio en la vida de Sila es como no hablar de Sila.
Algunos me dirán: aguanta, que recién es el primer libro y faltan cinco. Sí, sí, estamos claros, pero necesito incentivar al Canelo de la novela histórica para que los siguientes rounds pueda derribar a Alí.
Otros me dirán: "si tan capo te crees, porque no escribes tú sobre Julio César". Mi gente, lo siento, sólo hay un hombre capaz de subirse a este ring y ese es Posteguillo.