Leyenda Urbana
Política Exterior, la cenicienta de la campaña presidencial
Periodista; becaria de la Fondation Journalistes en Europa. Ha sido corresponsal, Editora Política, Editora General y Subdirectora de Información del Diario HOY. Conduce el programa de radio “Descifrando con Thalía Flores” y es corresponsal del Diario ABC
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Optar por el silencio en temas esenciales, cuando lo lógico sería una declaración urgente, precisa y unívoca, resulta inquietante, porque evidenciaría ausencia de compromiso o desconocimiento de lo que implica la política Exterior de un país, puntal para proteger el bienestar de los ciudadanos y eje para las relaciones y la convivencia pacífica entre Estados.
Son apenas tres hechos puntuales, pero suficientes para graficar lo que ocurre con los candidatos a la Presidencia de la República, que parecen haber convertido a la política Exterior en la cenicienta de la campaña electoral, a pesar de que quien gane las elecciones tendrá la responsabilidad de conducirla, lo que implicará tomar graves y delicadas decisiones.
Nada han dicho los candidatos sobre el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Ecuador y Argentina, acordado al más alto nivel, durante un encuentro entre los presidentes Lasso y Fernández, en Bruselas, en el marco de la III Cumbre Iberoamericana de la CELAC-UE, luego de que, en marzo de 2023, Ecuador declarara persona non grata al embajador argentino y lo expulsara del país.
Y Argentina aplicara medidas recíprocas con el representante ecuatoriano en Buenos Aires.
Una decisión de este calado no ha merecido pronunciamiento alguno de quienes buscar llegar a Carondelet, mientras que para no pocos ha dejado muchas interrogantes e hipótesis.
Una es que, con la vuelta a la normalidad diplomática, se evitará cualquier indagación que podría revelar lo que realmente hubo detrás de la fuga de la exministra correísta María de los Ángeles Duarte, de la residencia del embajador argentino, en Quito, donde se había atrincherado para esquivar la sentencia de ocho años de cárcel por cohecho, dictada por la justicia en su contra, por el caso Sobornos 2012-2016.
En los círculos políticos se mantiene la versión sobre un supuesto acuerdo entre el lassismo y el correísmo, que habría incluido el dejar escapar a Duarte.
Pero, aunque no resulte fácil confirmar, ya forma parte del relato que se ha impuesto, idéntico al que hay sobre la liberación del exvicepresidente Jorge Glas.
¿Cuál es la versión de los candidatos? ¿Se han interesado en conocer los hechos? ¿Se habrán siquiera enterado de que entre Ecuador y Argentina todo ha vuelto a la normalidad y que eso es positivo tratándose de pueblos amigos y vecinos?
Lo que nadie duda es que la candidata del correísmo estará satisfecha, no solo porque su coidearia se mueve, hoy, a sus anchas en Venezuela, sino porque el Gobierno argentino, parte del Socialismo del Siglo XXI, en el que militan su mentor y ella también, ha superado el delicado episodio diplomático.
Otro tema que han rehuido quienes aspiran a Carondelet es el que atañe al memorando de entendimiento en materia de seguridad, firmado el 19 de julio pasado entre los Gobiernos de Ecuador y Estados Unidos, para fortalecer las capacidades de las Fuerzas Armadas ecuatorianas, en su lucha contra las amenazas a la seguridad y la paz.
Se afirma que habrá intercambio de información para combatir a los grupos armados y al narcotráfico. Y que los resultados se esperan a mediano y largo plazo, en un lapso de siete años.
Que ningún candidato se haya pronunciado sobre este memorando de entendimiento que tendrán que ejecutarlo de resultar elegidos, es inexplicable.
Como inexplicable es que el expresidente de Bolivia, Evo Morales, haya sembrado dudas y resquemores, al decir que Estados Unidos podría convertir al Ecuador en “un protectorado”.
En su cuenta de Twitter, el dirigente del Movimiento al Socialismo (MAS) escribió que “ningún proyecto de militarización de nuestros pueblos ha resuelto los graves problemas de violencia o inseguridad; al contrario, lo han agravado”.
¿Por qué ningún candidato tampoco ha respondido a Morales, a pesar de que su pronunciamiento suena a intromisión en asuntos internos de otro país?
¿Qué piensan del memorando? ¿Lo cumplirán al tratarse de un compromiso del Estado ecuatoriano? ¿Sabrán que se firmó?
Los candidatos a la Presidencia de Ecuador parecen habitar en una realidad paralela. Una en la que desdeñan hechos y decisiones trascendentes de política exterior de su país.
Ni una sola palabra ha merecido la promesa de una inversión de 45.000 millones de euros (USD 50.500 millones) hasta 2027, anunciada por la Unión Europea, en la III Tercera Cumbre con la CELAC, los días 17 y 18 de julio, en Bruselas.
El dinero se destinará a América Latina y el Caribe y será canalizado mediante la iniciativa Global Gateway, una estrategia que busca competir con la Nueva Ruta de la Seda que promueve China, convertido en el segundo socio comercial de la región.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo que habrá 10.000 millones de euros como aporte de la UE; y que otros Estados comunitarios como Francia lo harán con 11.000 millones; España, 9.400 millones y algunos más.
"América Latina, el Caribe y Europa nos necesitamos mutuamente. Mucho más que nunca", dijo Von der Leyen.
Se conoce que hay un listado de más de un centenar de proyectos de inversión en la región, que incluyen energías limpias, transformación digital, temas ecológicos, sanitarios y sociales, que serán financiados por la UE.
Allí están varios países, entre esos Brasil y Colombia, que desarrollarán proyectos de eficiencia energética y promoción de hidrógeno verde, agua potable, entre otros.
¿Qué dice Carondelet? ¿Participará Ecuador? ¿Qué conocen los candidatos? ¿Gestionarán algún proyecto?
La política exterior es compleja y abarca un sinnúmero de temas esenciales que gravitan en el destino común de pueblos y naciones, inspiradas en valores comunes como los derechos humanos, el multilateralismo, etc., bajo los principios consagrados en la Carta de Naciones Unidas.
Y no puede ser tratada como la cenicienta de una campaña en la que los candidatos pretenden la adhesión de la gente para ser ungidos como su gobernante y tomar las decisiones en nombre del país.