El Chef de la Política
Sin Vela hoy, sin Llori mañana
Politólogo, investigador de FLACSO Ecuador, analista político y Director de la Asociación Ecuatoriana de Ciencia Política (Aecip).
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De acuerdo a lo expresado en su carta de renuncia, Alexandra Vela se ha ido del ministerio de Gobierno por dos razones.
Primera: era partidaria de la muerte cruzada, pues asumía dicha herramienta como la más idónea para resolver parcialmente el conflicto político que vive el país.
Segunda: se había negado sistemáticamente a someterse al chantaje de ciertos sectores políticos.
En el primer tema, la exministra no solo siente que ha perdido la batalla, sino que además, literalmente, "ha causado molestia a sus colaboradores y en algún momento desasosiego a usted (refiriéndose al presidente Lasso)". Por ello, prefiere salir.
En el segundo tema, la simple lógica da cuenta de que con la nueva designación en el ministerio de Gobierno habrá más apertura para negociar con quienes Vela se negaba a hacerlo.
Aunque la segunda conjetura es menos clara, la reacción positiva de los distintos bloques en la Asamblea Nacional ante la designación de Francisco Jiménez, otorgan más elementos de juicio a la hipótesis propuesta.
Adicionalmente, el acercamiento político de la bancada oficialista con las de UNES y PSC en torno a la necesidad de la salida de la presidenta de la Asamblea, Guadalupe Llori, la reorganización del Consejo de Administración Legislativa (CAL) y posteriormente de las comisiones más importantes, es otro aspecto que da más forma a la citada conjetura.
Sea por influencia del nuevo ministro de Gobierno, sea por la pura coincidencia (que en política no existe) lo cierto es que en la legislatura hay una nueva mayoría y que, como consecuencia de ello, los días de la señora Llori en la presidencia están contados.
Izquierda Democrática, o una parte de ese partido, y Pachakutik, o una parte de esa organización política, quedarían al margen de esta nueva distribución del poder.
Así, una lectura de la renovación en el ministerio de Gobierno es que frente a los que, según Vela, "convirtieron la política en expresión de intereses corporativos, personales y en algunos casos usaron la representación otorgada en las urnas para el chantaje y la extorsión, anteponiendo a cualquier acuerdo político, oscuros intereses, incluso la impunidad para quienes liquidaron nuestra democracia y saquearon los recursos públicos, propiedad del pueblo", el nuevo titular de esa cartera de Estado tendría una visión distinta.
Será cuestión de tiempo que la hipótesis lanzada se confirme o sea desmentida por la realidad. Hasta tanto, hay espacio para analizar otras consecuencias derivadas de la salida de la exministra Vela.
Una de ellas, que se interpreta a partir de su carta de renuncia, es que las disputas internas en Carondelet han amainado porque el sector cercano a la organización 'Ecuador Libre' ha tomado las riendas del gobierno, mientras que los antiguos 'demócrata cristianos' están de salida.
Dicho sea de paso, al revisar la página web del tanque de pensamiento citado, 'el directorio' y 'el equipo' son prácticamente una foto del gobierno, empezando por el propio presidente Lasso y muchos de sus colaboradores cercanos.
Mantener esas posiciones en una organización privada, a la par de ejercer un cargo público, genera intrigas o al menos se presta para suspicacias. Las formas, siempre las formas importan y en política más de lo que imaginamos.
Pero los cambios no solamente dejaron sin Vela al ministerio de Gobierno y en pocos días a Llori sin presidencia de la Asamblea Nacional. A eso hay que sumar que, acertadamente, se ha decidido crear el ministerio del Interior, para que asuma competencias específicas relacionadas con la seguridad ciudadana y el orden público.
Esta es una medida que ha sido bien recibida por la enorme carga de trabajo que implicaba mantener en la misma cartera de Estado tanto a la álgida política como a la cada vez más preocupante inseguridad en las calles.
No obstante, lo que ha generado polémica es la designación como ministro al actor más importante de la acción estatal en las movilizaciones de octubre de 2019. Colocar en ese espacio a quien es el responsable directo de perseguir por razones políticas a los manifestantes, pues ese es el mensaje dado desde la Asamblea Nacional con las recientes amnistías, constituye una provocación innecesaria que pronto tendrá respuestas.
Aunque la experiencia del General Carrillo en temas de seguridad es amplia y el reconocimiento a su carrera dentro de la Policía Nacional es indudable, los pedidos de comparecencia a la legislatura no tardarán en aparecer y las posibilidades de plantear juicios políticos tampoco.
En resumen, la salida de Vela no es un cambio más en el gabinete ministerial. En esa carta de renuncia hay mucha sustancia y de allí se puede concluir que estamos frente a un giro político que desea dar el gobierno a su gestión.
Para muchos es volver, a regañadientes, al acuerdo inicial con PSC y UNES. Para otros, simplemente es una salida instrumental para preparar una consulta popular en el futuro inmediato.
En cualquier caso, sin Vela hoy y sin Llori mañana, ahí queda claro que existe una reconfiguración en la correlación de fuerzas políticas tanto al interior de Carondelet como de la Asamblea Nacional.