Contrapunto
¿Un poco sordo? Beethoven más allá de la anécdota
Periodista y melómano. Ha sido corresponsal internacional, editor de información y editor general de medios de comunicación escritos en Ecuador.
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Especialmente el cine de Hollywood escarba en algunos temas comerciales y vendibles; recurre a momentos o pasajes anecdóticos en la vida de los personajes más importantes de la historia de la humanidad.
A modo de ejemplo nada más, la película Amadeus, de Milos Forman (1984), profundiza más en la rivalidad que existió entre Antonio Salieri y Wolfgang Amadeus Mozart, que en la música misma.
Tampoco Salieri fue musicalmente malo y eso lo confirman las decenas de óperas y sinfonías que compuso durante su vida. Fue cierto también que, pese a que doblaba en años a Mozart, el genio vienés causó tal asombro que opacó la carrera del italiano y la de quienes querían triunfar en los siglos XVIII y XIX.
El libretista incluso lanzó la absurda idea de que Salieri fue el responsable de la muerte por envenenamiento de Mozart.
Otra película, la de Ludwig van Beethoven, el músico, no la historia del perro al que le pusieron el mismo nombre, también se centró en otro drama, el de la sordera, con mucho más énfasis en el problema físico que en la música del compositor alemán, cuyos 250 años de nacimiento se cumplen en diciembre próximo.
La película muestra el estreno de su mayor obra, la Sinfonía 9, donde se enfatiza que no puede escuchar el sonido de los instrumentos, tampoco los sonoros aplausos del público.
Es conocido que el músico alemán sufrió muchas enfermedades durante los 56 años que alcanzó a vivir, incluso los biógrafos coinciden en su adicción al alcohol. En algunas ocasiones, en reuniones privadas y con las personas de mayor confianza, expresaba su frustración por la pérdida de la audición, que comenzó a ser más notoria desde los 44 años.
La explicación que algunos daban al hecho era que, a pesar del problema auditivo, podía escribir gracias al gran conocimiento de las notas y de sus sonidos o, como se decía entonces, “escribía de memoria”.
Alicia Coloma de Reed, una de las más importantes escritoras ecuatorianas de la historia de la música, señala que “el drama de la sordera no es el leit motif de la música de Beethoven”.
En su más reciente libro ‘La música en el recuerdo’, anota que la música del compositor alemán no es ni lúgubre ni triste y que apenas, en escasas ocasiones, “tiene destellos dolorosos” a pesar de haber sufrido el horror de sentir que se estaba quedando sordo.
Una reciente investigación de Theodore Albrecht, de la Universidad de Kent, concluye que en 1824, tres años antes de su muerte, Beethoven todavía escuchaba algo por su oído izquierdo.
La investigación desbarata todas las anteriores hipótesis sobre la sordera total del músico. Tampoco se niega que esa condición lo perjudicó, porque dejó de frecuentar reuniones sociales, precisamente para que no se descubra la discapacidad auditiva, la peor que le puede afectar a un músico.
Al llegar al final de la vida sus composiciones fueron mucho más espirituales, tal como escribe Alicia Coloma. Eso se aprecia, dice, en las últimas sonatas para piano y en los cuartetos; pero nunca abandonó el perfeccionismo, lo cual se nota en sus manuscritos.
Albrecht, como recoge el diario ABC de España, afirma que durante el estreno de la novena y última sinfonía escrita por Beethoven aún podía escuchar, aunque débilmente, incluso hasta dos años después en la presentación del cuarteto de cuerdas en si bemol, tal como también refiere Alicia Coloma.
“Esto hará que todos corran a revisar conceptos biográficos”, porque la idea de que estaba completamente sordo no se sostiene, según Albrecht. Estas ideas también sugieren que la industria del cine se quedará con menos argumentos anecdóticos y tal vez opte por lo más importante: difundir la creación musical de los grandes compositores que, con el paso de los siglos, sigue vigente.
Y usted ¿qué tanto sabe de Beethoven?
Responda al siguiente cuestionario y mida sus conocimientos sobre el genial músico alemán: