Economía y Desarrollo
Pobreza crónica antes y después de la pandemia en el Ecuador
Doctor en Economía, máster en Economía del Desarrollo y en Política Pública. Director general académico de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador.
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La pobreza se puede medir a nivel coyuntural considerando el ingreso o el consumo; mientras que nivel estructural se usan métricas multidimensionales o de necesidades básicas.
Un enfoque integrado permite cruzar los dos niveles, para dar cuenta de distintas trayectorias de la pobreza.
Siguiendo la propuesta de Katzman, se pueden ubicar cuatro condiciones:
- Integración social: población no pobre, que cubre los dos niveles.
- Pobreza reciente: población que cubre sus necesidades estructurales, pero con insuficiencia de recursos coyunturales, lo que indica una situación de vulnerabilidad y riesgo de empobrecimiento potencial proceso de empobrecimiento.
- Pobreza inercial: población con carencias estructurales, pero que supera el umbral de recursos coyunturales, lo que indica una situación con posibilidad de movilidad social ascendente.
- Pobreza crónica: población empobrecida tanto en términos estructurales como coyunturales, generando privaciones de largo plazo que limitan sus oportunidades.
¿Cómo ha evolucionado la pobreza en el Ecuador desde esta mirada integral?
La pobreza total, que incluye tanto a personas en situación de pobreza por ingresos, como por el método multidimensional, pasó del 39,6% en 2019 al 46,5% en 2021, por efectos de la pandemia, la recesión económica y la ausencia de políticas públicas; para después reducirse ligeramente a 45,8% en 2022, pero estando aún lejos de recuperar los niveles pre Covid-19.
Se observa que los grupos poblacionales más empobrecidos en Ecuador son los pueblos indígenas, los niños y adolescentes (NNA), los pueblos afroecuatorianos y montuvios, con una prevalencia de empobrecimiento alrededor del 50%. Es decir, una de cada dos personas, en estos grupos, sufre algún nivel de pobreza.
De manera particular, en el área rural persiste un elevado nivel de empobrecimiento; y esta no se ha reducido entre 2021 y 2022, sino que pasó del 69,9% al 73,4%; lo que se vincula además con un aumento de la pobreza en la población indígena que ha sufrido un proceso de mayor empobrecimiento entre 2019 y 2022.
Esta realidad explica la protesta social y las movilizaciones de los últimos años, para exigir respuestas desde el gobierno, que lamentablemente no se han cumplido.
En cuanto a los efectos relacionados con la pandemia de la Covid-19, al comparar los años 2019 y 2021, se observa que los grupos más afectados en términos de pobreza reciente fueron justamente los pueblos indígenas y afroecuatorianos; generando mayor vulnerabilidad.
Situación que persiste en 2022 para la población afroecuatoriana, que es la que presenta mayor prevalencia de pobreza reciente en ese año; lo que se vincula con la persistencia de mayor informalidad y precariedad laboral.
En cuanto a tendencias -si bien se observa mayor pobreza inercial en 2022 que en los años anteriores, lo que da cuenta de una eventual posibilidad de mejora- los niveles de pobreza crónica del área rural y de pueblos indígenas han aumentado.
La recuperación del bienestar no existe, y la reactivación está dejando a determinados grupos atrás, aumentando las desigualdades y la fragmentación social.
Es urgente repensar las políticas públicas en Ecuador, priorizando la justa redistribución de la riqueza y la garantía de derechos para todas las personas.