Efecto Mariposa
Vivir en pobreza no es una decisión
Profesora e Investigadora del Departamento de Economía Cuantitativa de la Escuela Politécnica Nacional EPN. Doctora en Economía. Investiga sobre temas relacionados con pobreza y desigualdad.
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La competencia para ocupar la presidencia de la República, entre dos candidatos con ideologías antagónicas, ha reavivado la discusión sobre algunos asuntos complejos.
Uno de los temas que ha aparecido con fuerza en las redes sociales es la pobreza. Concretamente, se discute si el Estado debería intervenir para erradicarla o si la responsabilidad de salir de tal condición debería ser asunto exclusivo de quienes viven en situación de privación económica.
Hay quienes argumentan que la pobreza es una “responsabilidad” individual y, bajo esta consideración, la intervención estatal no tiene cabida.
Si bien todos tenemos derecho a tener un posicionamiento sobre cualquier asunto, también es importante que cualquier postura sea sostenida de manera objetiva y no sea alimentada con mitos.
Reflexiones que se repiten insistentemente, tales como “los pobres toman malas decisiones económicas”, “los pobres no trabajan” y “los pobres son pobres porque quieren”, merecen ser examinadas, antes de repetirlas sin reparo.
A continuación, presento algunos datos que podrían invalidar las afirmaciones anteriores.
• Los pobres toman malas decisiones económicas
Este punto se puede dividir en dos partes. La primera está relacionada con la crítica relacionada con el hecho de que las personas pobres no ahorran ni planean el futuro.
Recordando que, en Ecuador, las personas que viven en pobreza tienen un ingreso mensual de USD 89,29 o menos (USD 3 diarios), no es muy acertado pensar que, con ese ingreso, pueda existir espacio para ahorrar o invertir.
Además, a esto se suma que la constante privación económica empuja a tener un estilo de vida basado en la urgencia de satisfacer necesidades básicas, como comer, y la preocupación no va más allá del consumo inmediato, pues no es posible pensar en mañana, si hay apremio por satisfacer la alimentación de hoy.
Con respecto a la afirmación directa que hace referencia a que las personas que viven en pobreza toman malas decisiones, existen algunos estudios que, efectivamente, corroboran tal argumento.
Sin embargo, este comportamiento no estaría explicado por la falta de raciocinio de las personas que viven en pobreza, sino porque vivir expuestas a constantes privaciones les ocasiona estrés, depresión y ansiedad, afectando su salud física y mental.
El estrés constante y la salud mental precaria, asociados a las carencias económicas, influyen en la capacidad de tomar decisiones, no solo económicas, y esto explicaría el hecho de que las personas en situación de desventaja económica tomen decisiones que, para quienes no sufren presiones económicas, pueden parecer extrañas.
• Los pobres no trabajan
A partir de los datos de la Encuesta Nacional Empleo, Desempleo y Subempleo (ENEMDU) del INEC, se obtiene que el 57% de las personas que viven en pobreza trabajan entre 40 y 60 horas, mientras que el 26% labora entre 21 y 39 horas.
Una característica que es común a las personas que viven en pobreza es que laboran en condiciones de informalidad. El 56 % de quienes viven en situación de pobreza y tienen un empleo informal, trabajan entre 40 y 60 horas, mientras que el 27 % laboran entre 21 y 39 horas.
En resumen, las personas pobres sí trabajan, el problema es que, en la informalidad, los salarios que perciben son ínfimos. También las remuneraciones bajas se explican por el bajo nivel de escolaridad que comúnmente alcanzan las personas en desventaja económica.
• Los pobres son pobres porque quieren
Aunque para invalidar este argumento no hay cifras, con base en los dos puntos anteriores, en los que se evidencia que las personas pobres sí trabajan y que no tienen condiciones para ahorrar, es bastante forzado pensar que alguien quiere vivir en situación de pobreza por mero placer o voluntad, es decir, la pobreza no es una decisión individual.
La pobreza es multicausal, pues es el resultado de desventajas sociales, económicas, políticas y ambientales que se perpetúan en diferentes generaciones.
La pobreza no es un asunto solo de quienes la padecen ni es su responsabilidad exclusiva, es un problema de todos, pues mientras existan personas que no pueden cubrir sus necesidades básicas estarán latentes las injusticias y desigualdades de nuestro país, pues, vivir en pobreza no es una decisión.
*Los cálculos de las horas de trabajo y de la informalidad fueron realizados por Luis y Jessica, a quienes expreso mi agradecimiento.