Economía y Desarrollo
La población económicamente inactiva revela las persistentes desigualdades de género
Doctor en Economía, máster en Economía del Desarrollo y en Política Pública. Director general académico de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador.
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La población económicamente inactiva (PEI) es definida por el INEC como “aquellas personas de 15 años y más que no están empleadas, tampoco buscan trabajo y no estaban disponibles para trabajar”.
¿Quiénes son, qué (no) hacen, y por qué (no) lo hacen?
De acuerdo con los datos de la Enemdu del cuarto trimestre de 2022, la PEI se integra por 4,2 millones de personas. Siendo 191.000 personas más que en el mismo periodo de 2021. La inactividad va en aumento.
El 44,37% de las personas inactivas son adolescentes o jóvenes (entre 15 y 29 años), seguidos por adultos (entre 30 y 64 años) con el 31,77%, y adultos mayores con el 23,86%.
De los jóvenes del 20% más rico de la población, el 82,7% estudia; mientras que este porcentaje es de apenas el 61,39% en el 20% más pobre.
En el caso de jóvenes hombres la sobrerrepresentación se explica principalmente por ser estudiantes. El 83,98% estudia, mientras que el 16,02% ni trabaja, ni busca trabajo, ni estudia.
Las razones por las cuales un hombre joven ni trabaja ni estudia son falta de recursos económicos (25,52%), enfermedad o discapacidad (20,19%) y falta de cupo (15,84%).
Por su parte, en el caso de las mujeres existe factores sociales que las limitan. En este caso, el porcentaje de personas que ni trabaja, ni busca trabajo, ni estudia, es del 42,04%.
Las tres principales razones por las cuales una mujer joven ni trabaja ni estudia son el cuidado de los hijos (28,38%), falta de recursos económicos (25,16%) y por realizar quehaceres domésticos (13,30%).
El 75,81% de jóvenes no busca trabajo por falta de tiempo, el 16,83% señala no tener necesidad de hacerlo y el 3,16% no lo hace por alguna enfermedad o discapacidad.
Cerca de dos millones de personas entre 15 y 29 años (el 46,16% de los jóvenes) en el Ecuador se encuentran en la PEI. Ninguno está cubierto por la seguridad social.
Quienes están estudiando son principalmente hombres o pertenecientes al 20% más rico de la población. Las mujeres están condicionadas a tareas de cuidados y del hogar.
Generar oportunidades requiere políticas claras para el acceso y permanencia al bachillerato y la educación superior, la prevención del embarazo adolescente y la democratización de los cuidados.
Los datos presentados muestran una vez más que las brechas de género persisten en el Ecuador. Es por esto que diferentes sectores sociales se han sumado al paro convocado por las organizaciones de mujeres, no cabe duda que la justicia social no se puede alcanzar sin la justicia de género.