Iluminaciones
A pesar de todo, el yen se devalúa
Economista y periodista. Trader de commodities, índices y monedas.
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Hay países con características irrepetibles. Tienen instituciones tan sólidas; estructuras productivas tan eficientes y un capital humano tan bien capacitado que los inversionistas los consideran 'paraísos'. No por su exigua tributación sino por el grado de seguridad y confiabilidad que ofrecen a profesionales, empresarios, emprendedores y capitalistas.
A pesar de ser encomiables, aquellas características únicas a veces traen problemas o desequilibrios. Una distorsión común que provoca el entusiasmo desbordado de los agentes económicos es que el tipo de cambio de aquellos países se aprecia en demasía por el volumen abrumador de dinero que reciben del extranjero.
Este es el caso de Japón, un país que durante los últimos años ha tenido problemas para incentivar el crecimiento de sus precios –de su inflación–, en parte porque el precio del yen con relación a otras monedas, en especial con el dólar, se ha mantenido demasiado bajo.
El gráfico adjunto muestra que, entre junio de 2007 y febrero de 2012, la moneda japonesa ganó valor sistemáticamente frente al dólar, pues pasó de 125 a 73 yenes por dólar, es decir sufrió una revaluación del 41% en sólo cinco años.
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https://www.tradingview.com/x/WsrAdxY4/
Si bien este fenómeno favoreció la capacidad adquisitiva de quienes tenían ingresos en yenes, las exportaciones japonesas se encarecieron frente a su competencia y los precios internos no tuvieron incentivo para crecer porque el componente importado de los productos y servicios japoneses bajó sustancialmente.
Que los precios caigan sistemáticamente, es decir que exista deflación, es una distorsión igual de grave que tener una inflación desbocada. En este caso, porque la deflación pospone o desincentiva la compra de productos y servicios, provocando pérdidas a las empresas porque sus inventarios caen en valor.
Si los precios bajan sistemáticamente, los costos de producción actuales siempre serán más altos que los costos futuros. Esto hace que el empresario no tenga incentivo para invertir ni producir, provocando con ello un achicamiento del aparato productivo local y una expansión excesiva de las importaciones, una suerte de 'enfermedad holandesa'.
A partir de 2012, con el ascenso al poder de Shinzo Abe, el tipo de cambio japonés comienza a revertir su tendencia bajista. Como muestra el gráfico adjunto, a partir de aquel momento, el yen comienza a perder valor hasta llegar de nuevo a cotizarse en 125 yenes por dólar en junio de 2015, el pico más alto de la historia de este precio.
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Este repunte se consiguió gracias a lo que ahora se conoce como 'Abenomics', la política de estímulo fiscal y monetario que puso en marcha el premier Abe, tras su elección.
La inyección de liquidez fue tan importante que hizo que las tasas de interés se tornaran negativas. Esto contuvo, aunque no por completo, el ingreso de capitales foráneos al país y facilitó la devaluación del yen. Las presiones inflacionarias volvieron a Japón, aunque todavía no se ha alcanzado la meta inflacionaria inicialmente fijada.
¿Qué sucederá con el yen? La acción del precio ha configurado un tenedor ascendente, es decir una suerte de andamio a través del cual, el precio del yen fluctúa de arriba hacia abajo, dejando tras de sí un innegable saldo alcista.
En días recientes, el tipo de cambio japonés se topó con una línea de resistencia descendente de que data de junio de 2015. El tipo de cambio no fue capaz de romper aquella resistencia, lo que provocó una apreciación del yen.
Todavía está por verse si el mercado tiene el arresto suficiente para seguir desprendiéndose de sus yenes y provocar una mayor devaluación de la moneda japonesa.
@GFMABest