Canal cero
"¡Ni un paso atrás!"
Doctor en Historia de la Universidad de Oxford y en Educación de la PUCE. Rector fundador y ahora profesor de la Universidad Andina Simón Bolívar Sede Ecuador. Presidente del Colegio de América sede Latinoamericana.
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Con la firma de Protocolo de Rio de Janeiro en 1942, surgió un sentimiento nacional de derrota e impotencia, un trauma colectivo de haber sido víctimas de una agresión y una injusticia, avaladas por la comunidad internacional.
La identidad ecuatoriana se reafirmó frente al 'enemigo del sur' y rechazó el Protocolo con posturas diversas, como su "inejecutabildad", "nulidad" o la propuesta de un arreglo honorable.
En 1981 se dio un conflicto limítrofe con el Perú, que enfrentó Jaime Roldós. Poco tiempo después, el presidente Osvaldo Hurtado, propuso, por primera vez en público, que Ecuador debía buscar un acuerdo.
Hubo reacciones negativas, pero fue un gran paso. Durante su gobierno, Rodrigo Borja (1988-1992) y su canciller Diego Cordovez tomaron una iniciativa de arreglo. Para entonces, en la opinión pública ecuatoriana había avanzado la conciencia de que una solución del problema era posible y necesaria.
En la elección de 1992 triunfó Sixto Durán Ballén, que planteó la "modernización y reducción del Estado".
Aplicó políticas de ajuste, que eliminaron subsidios y elevaron precios, entre ellos el de los combustibles. Logró reducir en varios miles los servidores públicos, mantuvo una política monetaria estable, bajó la inflación y efectuó algunas privatizaciones.
Durán Ballén renegoció la deuda externa y realizó varias obras públicas, sobre todo carreteras. Pero creció el descontento con las políticas económicas.
En enero de 1995, el Perú atacó destacamentos ecuatorianos en la cabecera del río Cenepa, al sur de la Amazonía.
Los soldados ecuatorianos, muy bien entrenados, defendieron posiciones ante fuerzas peruanas superiores. Lograron también triunfos en enfrentamientos aéreos.
La base Tiwintza se transformó en símbolo de la resistencia ecuatoriana. El presidente Durán Ballén tomó una actitud firme y abierta a un arreglo pacífico.
Ante el pueblo movilizado lanzó la consigna "ni un paso atrás", que unió al país y creó las condiciones para el reconocimiento de la vigencia del Protocolo de Río de Janeiro. Se suscribió un acuerdo de paz y comenzaron las negociaciones.
En 1998, cuando ganó la presidencia Jamil Mahuad, llegó a un arreglo con Alberto Fujimori, presidente del Perú. El acuerdo suscrito en Brasilia en octubre de 1998, ratificó la frontera establecida en 1942, promovió el comercio, la navegación y la integración fronteriza.
El logro fue posible gracias a la defensa exitosa, dirigida por jefes solventes como los generales José Gallardo y Paco Moncayo; también por la postura firme y, sobre todo, por los consensos gestados en la sociedad.
Así se pudo establecer una base sólida para la acción de los gobiernos en el arreglo territorial, que de otra manera no hubiera sido posible. Este es un ejemplo para el presente, cuando se requiere un amplio consenso en la sociedad para el replanteo de la institucionalidad y la lucha contra la corrupción.
Un acuerdo nacional llevará al país hacia adelante. No podemos dar ni un paso atrás.