En sus Marcas Listos Fuego
La 'perpetuidad editada' y las reacciones virulentas en las redes sociales
PhD en Derecho Penal; máster en Creación Literaria; máster en Argumentación Jurídica. Abogado litigante, escritor y catedrático universitario.
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Llevo meses queriendo escribir sobre cómo los eventos, en este siglo, sí se hicieron perpetuos. Bienvenidos a un tema sobre el que los directores de los medios de comunicación aún no se han sentado a pensar, pese a que se trata de un fenómeno que podría adulterar, completamente, su línea editorial. Ahí vamos.
Son poquísimos los años desde que las expresiones, opiniones, guiones y sucesos de determinados periodistas o entrevistados en medios de comunicación, han conmocionado Twitter y Facebook.
Hasta hoy no se trata de una conmoción positiva, sino de una estampida de rechazo y brutalidad.
El comentario de un periodista da la vuelta al país y se viraliza como dengue en época de lluvia. ¿Por qué? ¿Por qué lo que un periodista o un personaje público opinaban hace 20 años no se viralizaba con el rechazo de hoy? ¿Qué cambió?
Cambió la perpetuidad. Lo explico: todo canal, radio o prensa escrita está diseñado en su contenido bajo las normas de la oferta y la demanda. Ello quiere decir que cada medio de comunicación tiene un público específico dentro de un segmento del mercado delimitado.
Por ejemplo, el contenido de Diario Extra, obvio, no estuvo jamás destinado a los lectores de Diario Hoy. Ni el contenido de TC Televisión ha estado orientado al público de Teleamazonas.
Programas como 'Pasado y Confeso' no competían en teleaudiencia con 'Televistazo Dominical', tampoco el público de Carlos Vera era el mismo público de 'Vivos'.
Es feo que lo diga, pero el público de 'Polito' o de 'Vamos con Todo' sigue siendo el de 'Combate', a quienes jamás lograrán sentar para ver 'Hora 25'.
Ojo, no estoy haciendo una crítica sobre el contenido. Cada quién sabrá consumir lo que le haga feliz. Estoy hablando del diseño de lo que se va a decir, dependiendo a quién va dirigido.
Obvio pues, los canales de sermones cristianos no están destinados para ateos, ni 'Pare de Sufrir' para musulmanes. Sentada esta base, pasemos a ver a lo que me refiero con perpetuidad editada.
¿Por qué lo que antes no causaba gritos de rechazo, hoy sí los desata? Sencillo, porque Twitter y Facebook permiten que un pedacito editado o cortado de lo que dice determinado programa se perpetúe y se propague como el fuego en una red social, compuesta por usuarios a quienes ese contenido no está destinado. Así, el público de Pelaccini seguro disfrutó y rio con él, no así quienes no son su público.
Nadie sensato se sienta horas a ver lo que no quiere ver. Por ello, antes nadie criticaba tanto, porque veían lo que querían y ni se enteraban de lo que sucedía en canales o medios que no escuchaban ni veían.
Hoy, se reproduce justamente lo que queremos y no queremos ver y por ello se ejerce cabalmente la locura colectiva de desprecio.
Todo lo anterior está potenciado por el poder de la edición, es decir, no importan el contexto o el contenido completo.
No importa si alguien dijo 100 cosas políticamente inocuas y solo una polémica, pues la polémica, la que levanta el polvo, será la que se edite y la que se reproduzca para que todos "sepan lo que dijo" en un programa que no vieron.
Esto me lleva a un último punto: ¿hasta dónde las opiniones de un 'no público' deben afectar a un comunicador, participante o invitado al punto de, muchas veces, obligarles a pedir perdón?
Y aquí viene el desequilibrio. Ningún 'público' que ama un contenido edita y perpetúa lo que le gustó, porque lo que se edita y perpetúa en redes es lo que busca polémica y rechazo.
Por ello les dejo las siguientes reflexiones:
1. Comunicadores: que no les quite el sueño lo que digan aquellos que no son su público y a quienes se toman como personal un mensaje que no estaba destinado para ellos.
2. Público: respiren y entiendan que la mayoría del contenido de los medios no está dirigido a ustedes. A ustedes está dirigido el segmento al que pertenecen por gustos e intereses.
3. Si usted consume basura, no llore porque otros consumen conocimiento. Si usted consume conocimiento, no se martirice por la basura que no se va a comer.