Canal cero
'No perderemos con papeletas lo que ganamos con las bayonetas'
Doctor en Historia de la Universidad de Oxford y en Educación de la PUCE. Rector fundador y ahora profesor de la Universidad Andina Simón Bolívar Sede Ecuador. Presidente del Colegio de América sede Latinoamericana.
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La Revolución Liberal (1895-1912) trajo una movilización popular inédita y una ampliación de la participación. Pero no democratizó el sistema electoral. Los liberales eran minoría y se mantuvieron en el poder con el manejo fraudulento de las elecciones.
Una frase que recorrió América Latina en el siglo XIX, se puso también en labios de don Eloy Alfaro: "No perderemos con papeletas lo que ganamos con las bayonetas".
Las votaciones se realizaban ante una 'Junta Electoral' integrada por el representante del gobierno y los del municipio respectivo. Con anticipación, los electores se inscribían en la junta, que elaboraba los padrones o listas de votantes.
Los días establecidos, las juntas recibían los votos y los remitían al municipio, que hacía el escrutinio y proclamaba a los ganadores. En el caso del Presidente de la República, esto último lo hacía el Congreso.
Los soldados que cuidaban las juntas aprovechaban para "inscribirse" en varias de ellas. El día de las elecciones votaban hasta diez veces, impidiendo al mismo tiempo a los partidarios de candidaturas adversas que se acercaran a las mesas.
El Municipio, electo mediante el mismo sistema o nombrado directamente por el gobierno, confirmaba la legalidad del acto. Los gobiernos liberales se sostenían en el 'voto de las bayonetas', porque el latifundismo serrano y el clero tenían el control de la mayoría del electorado. Así lo veía Manuel J. Calle:
"…supongan Uds. que hubiera libertad de sufragio ¿Qué resultaría? Que triunfaban los conservadores en toda la línea y en toda la República, por un natural impulso de reacción irresistible, y con el auxilio de curas, cofradías y congregaciones ¿Y qué sería del partido de la luz y sus instituciones con este triunfo? Luego, ¡palo a los curuchupas! El palo no alumbra, precisamente; pero saca chispas, y da lo mismo".
Los liberales tuvieron que mantener el 'fraude' y la 'politización' del ejército, que era el 'elector'. Pero los soldados no escogían a los candidatos oficiales. Se lo hacía con un complejo y delicado balance entre los intereses del Ejecutivo, los de los jefes militares, los de los poderosos banqueros y grandes latifundistas, así como los de los notables locales.
A veces, los gobiernos liberales manejaban los resultados electorales para que fuera elegida una minoría de conservadores que actuaban como legisladores y daban visos de legitimidad al sistema.
En 1895, don Eloy había advertido: "Solamente a balazos dejarán vuestros opresores el poder, que tienen únicamente por la violencia". Con la Revolución Liberal, Ecuador avanzó en el camino de construcción del Estado Nacional y la democratización, pero ese camino estuvo plagado de contradicciones.
Hubo indudables progresos, pero el sistema electoral fraudulento se mantuvo y hasta perfeccionó mañas anteriores. Y eso se hizo en salvaguarda de las transformaciones, que la mayoría rechazaba en nombre de la religión.