Con Criterio Liberal
El peor escenario posible, más impuestos sin crecimiento económico
Luis Espinosa Goded es profesor de economía. De ideas liberales, con vocación por enseñar y conocer.
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La reforma tributaria presentada por el Ejecutivo ha entrado en vigencia de una manera que aún no se explican los analistas, pero trae una subida de impuestos.
El gobierno parece contento, pues consigue salvar el año fiscal, los acuerdos con el FMI y hasta pasar algunas reformas liberalizadoras en materias de hidrocarburos, telecomunicaciones y bancaria.
Así como en el ámbito de la seguridad jurídica, con los límites de responsabilidad en las Sociedades Anónimas y de mediación tributaria y de impacto regulatorio (reformas de las que nadie habla, parece que ni los medios, ni los políticos ni los analistas se han enterado todavía de lo que se ha aprobado).
Se ha logrado a costa de hacer exactamente lo contrario a lo prometido en campaña por Lasso, que fue clara e inequívocamente no subir los impuestos.
Entiendo que gobernar es priorizar, más cuando se tiene tan exigua minoría en la Asamblea.
Y entiendo que la política es negociar, llegar a acuerdos que sirvan para avanzar. Pero no se nos ha dicho a los ciudadanos a qué acuerdos se ha llegado, si es que los ha habido.
Tampoco se sabe qué consecuencias positivas tendrán sobre nuestra economía esta o las futuras leyes que se aprueben.
Si se cede lo estratégico a lo táctico, los fines a los medios, el largo plazo al corto; se traslada la idea de que la política es solo el ejercicio del poder, que no hay convicciones ni ideas, lo que provoca rechazo ciudadano.
Estas acciones traen consecuencias en la popularidad, ya que gran parte de las bases de Creo se sienten traicionadas, lo que puede ser perjudicial si hubiese un adelanto electoral.
Claro que de la teoría al ejercicio del poder se quedan algunos ideales en el camino, pero si la derecha sigue creyendo que una aceptable gestión es suficiente para legitimarse, no solo se equivoca al lograr sus objetivos, sino que mina la posibilidad de que gane un gobierno liberal en los próximos años, pues se les percibe como continuistas y, con ello, se imposibilita que se hagan las reformas que el país necesita.
El fantasma de Macri ya se pasea por Carondelet.
Es decepcionante que ya ni se hable de la tan necesaria reforma laboral, o de la ley de atracción de inversiones.
Ni siquiera de la reducción del gasto público (y el presupuesto presentado para 2022 no muestra un recorte suficiente), o de la auditoría a las instituciones y empresas públicas, que son competencias directas del Ejecutivo sin necesidad de la Asamblea.
Y así, podemos estar ante el peor escenario posible: un gobierno liberal que aprueba una subida de impuestos, pero no la liberalización de la economía.
Esto haría que Ecuador no crezca o, desde luego, no lo haga al ritmo necesario para crear empleo y reducir la pobreza, como mínimo, a niveles pre-pandemia.
Subir impuestos sin reformas profundas es tan solo esquilmar a las clases productivas para seguir manteniendo un improductivo e ineficiente gasto público. Es el camino del fracaso.