Al aire libre
Yo ya pasé mi propia pandemia, la historia del Zuco
Comunicadora, escritora y periodista. Corredora de maratón y ultramaratón. Autora del libro La Cinta Invisible, 5 Hábitos para Romperla.
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“Para mí ha sido revivir otra cuarentena porque después del accidente estuve casi tres meses sin salir, completamente encerrado en una condición muy débil. La primera vez que me sacaron al sol lloré porque sentí lo que me faltaba”.
Sebastián el 'Zuco' Carrasco, deportista de aventura, escalador y uno de los mejores guías de la región, sufrió en 2015 una caída desde ocho metros de altura que le provocó una lesión medular a nivel de la cervical C6.
En el 2019, después de un entrenamiento impresionante, el Zuco llegó a la cumbre del Kilimanjaro, la montaña más alta de África. Hoy promueve deportes de aventura inclusivos con su fundación One More Summit.
Como persona y como deportista, el Zuco inspira siempre. Su actitud para seguir adelante, entrenando y marcándose retos es contagiosa. Recién escribió en su perfil de Instagram: “Seguimos dándole al rodillo (bicicleta estática)… qué duro... ¿y después de la cuarentena? Más rodillo”.
Así es la vida, causa y efecto: entrenas y tu cuerpo se pone bien. Es como la ley del Karma, lo que haces te regresa.
En estos días el Zuco aprovechó el teletrabajo y se fue a Archidona. “Saqué el salvoconducto y fui con mis dos hijas chiquitas a la finca de mi papá. Me daba susto cualquier cosa estando solo con ellas. En Santa Clara, una comuna antes del Puyo, me pararon los militares y me dijeron que me bajara para desinfectarme. Les dije que estoy en silla de ruedas, me dijeron: vaya, vaya no más”.
Valió la pena la escapada. Hoy está gozando con el kayak y la bici en un río y selva deliciosos.
Conversamos por Zoom de los aprendizajes de la pandemia, la quietud, el reconocer estos tiempos tan importantes de convivir en familia.
“Era tan difícil estar con mis hijas antes, les iba a ver después del trabajo, cenaban y a dormir. Al día siguiente 04:30 a entrenar y ellas se iban a la escuela a las 08:00. Era como dejar su educación en manos de la profesora”.
También hemos logrado amistades distintas a las que teníamos. “Literalmente a los vecinos de pared no les conocía, solo un ‘hola vecino’. Ahora hago unas rutinas de calistenia con ellos. Son mega entrenadores cibernéticos y yo no les conocía”.
Pero además están las olas de ansiedad e incertidumbre, la desesperación de no saber qué va a pasar, cuándo se va a ir esto. El miedo te puede invadir y te llega a paralizar dice el Sebas.
“Lo que he visto en esta pandemia es que a todo el mundo le tocó vivir una discapacidad: tener limitaciones, no poder salir en el horario que quieres, salir con susto, ir acompañado. A una persona con discapacidad le toca afrontar esto en su diario vivir”.
No hay duda de que el deporte es una salida a esta paralización. Según la estadística, el 60% de la gente tiene la intención de hacer ejercicio en la “nueva vida”.
Qué planes tienes, le pregunto al Zuco. “Quiero subir al Cayambe que es menos empinado que el Cotopaxi. Voy a hacer el intento a fines de este año. Luego haré la travesía del Salar Dujur, en Bolivia. Y algo increíble: quiero participar en carreras de trineos con perros”.
Yo apuesto a que lo consigue. Como dice él: crucemos los dedos…
“Mis panas decían que cuando se acabe la pandemia van a regresar a escalar, a correr. Yo ya pasé mi propia pandemia y ya valoraba esas cosas. Ahora lo que quiero es recuperar la poca o gran libertad que tenía. A todos nos cambió algo el Covid; uno puede elegir, me quejo de todo lo que he perdido, o veo lo bueno y sigo adelante transformando este desastre en una gran oportunidad: disfrutar la vida al máximo”.