Con Criterio Liberal
Para qué sirve tener un Banco Central independiente
Luis Espinosa Goded es profesor de economía. De ideas liberales, con vocación por enseñar y conocer.
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Entender la función de un Banco Central, y más en dolarización, es complicado, pero vamos a explicarlo.
Un Banco Central es el banco estatal y recibe su dinero de los 'encajes' de la banca privada y de los depósitos del Estado, más aquello que es su patrimonio: oro o reservas en otras monedas.
Este dinero lo puede emplear o para respaldar su propia moneda o para prestárselo al gobierno.
Los encajes de la banca privada no son dinero de los bancos, es dinero de los depositantes, de los ciudadanos que han dado su confianza a los bancos depositando sus ahorros en ellos, y los bancos tienen la misión de salvaguardarlos.
Los encajes de la banca privada no son dinero de los bancos, es dinero de los depositantes, de los ciudadanos.
Parte de ese dinero lo prestan los bancos a otros ciudadanos o empresas y parte lo guardan. Este es el coeficiente de caja, lo que sirve para que si usted quiere retirar su dinero del banco, este tenga algo de liquidez para responder.
Si todos lo quieren retirar todo su dinero de los bancos al mismo momento (eso es una corrida bancaria) el dinero no alcanza, por eso cuanto más tenga el banco y mejor guardado pues más seguro es ese banco.
Parte de lo que guardan los bancos es el encaje que se reserva en el Banco Central. Si el Banco Central es irresponsable y presta ese dinero, que es por definición la reserva de seguridad de la banca, entonces el sistema financiero se debilitará o hasta podría quebrar.
Hay un problema grave de incentivos. Me explico, el gobierno quiere usar la plata que hay guardada en el Banco Central. En principio parece una buena idea, están ahí miles de millones y a su disposición pues manda sobre el Central.
El problema es que puede que en el corto plazo no pase nada, de hecho es lo más probable. Si usted tiene guardados unos ahorros "por si las cosas vienen mal dadas" la mayor parte del tiempo simplemente los tendrá en un cajón y parecerá tontería no usarlos. Pero ocurrirá, y siempre acaba ocurriendo, que vendrá una crisis, un problema, un imprevisto.
Y entonces muchos ciudadanos no podrán devolver sus créditos a los bancos, y otros muchos desearán retirar sus ahorros. ¿Y entonces? Entonces los bancos privados prudentes usarán sus reservas, su encaje, que está en el Banco Central.
¿Pero qué ocurre si el Banco Central ha prestado este dinero al gobierno? La catástrofe. La ruina. Pero no la ruina del gobierno, ni la ruina de los bancos. La ruina de los ciudadanos que han depositado sus ahorros y que ven cómo se esfuman.
Este mismo problema había cuando el Banco Central era el responsable de manejar una moneda. Tenía la tentación de crear dinero de la nada, de imprimir muchos papelitos. Dinero que, en principio, usa el gobierno y se adjudica el logro de sus obras o la expansión de la economía.
En el corto plazo puede que no pasase nada, pero en el largo plazo ese aumento de la oferta monetaria sin aumento de la demanda es lo que provocaba inflación. Y en Ecuador ya se ha vivido mucho de eso.
Por eso es importante mantener la independencia del Banco Central con respecto al gobierno. Pues es muy grande la tentación del gobierno de meter mano a la caja del Central, de usar los fondos de reserva, de concederse a sí mismo un préstamo, pues si el Banco Central depende del gobierno no hay criterio técnico o independiente sobre la conveniencia o solvencia de ese préstamo.
Es muy grande la tentación del gobierno de meter mano a la caja del Central.
Además los tiempos políticos son muy distintos de los económicos. Un gobierno decide usar esos fondos del Banco Central, pero los ha de devolver en 2-4-10 años. Con ese dinero hace obras o lo reparte o lo despilfarra, y es aclamado por los ciudadanos.
Pero cuando vengan los problemas, cuando el siguiente gobierno tenga que devolver el crédito, o cuando haya una crisis y haya que recurrir a esas reservas que ya no están, ya nadie se acordará de ese presidente despilfarrador que vaya usted a saber dónde está ahora.
Es tan así que prácticamente hay consenso entre los economistas de la conveniencia de mantener la independencia del Banco Central con respecto al gobierno, y casi todas las constituciones y legislaciones del mundo así lo marcan.
Con esa independencia lo que se quiere garantizar es que el manejo del Banco Central, esto es de los fondos de los depositantes, sea lo más técnico, fiel, separado de la política y responsable posible.
No siempre se consigue, pero al menos si se mantiene la independencia se puede crear una cierta institucionalidad que salvaguarde los ahorros de los depositantes de la voracidad de los gobiernos irresponsables.
Si se mantiene la independencia se puede crear una cierta institucionalidad que salvaguarde los ahorros.
Ecuador está dando pasos en esa dirección, y es algo muy digno de celebrar, más allá de la retórica de tantos irresponsables.
Más aún cuando aquellos que claman contra la independencia del Banco Central son quienes dicen que no pasa nada si el gobierno se gasta esos USD 8.080 millones que ahora mismo tiene el Banco Central en reservas, que están resguardados en diferentes cuentas, parte en Suiza pues es el sistema financiero más confiable del mundo.
Y quieren gastar ese dinero (que no es del gobierno, ni del Banco Central, siquiera de los bancos comerciales, que es de los depositantes ecuatorianos) en políticas populistas; menoscabando así al sistema financiero ecuatoriano y, con ello, a la economía de todos los ecuatorianos.
Hay quieren gastar el dinero guardado en el Banco Central para financiar políticas populistas.