Un pacto verde es posible
Ecologista. Líder global en acción climática. PhD en políticas públicas de Ohio State University.
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La falta de acciones colectivas y coordinación frente a los impactos del cambio climático pareciera llevarnos a una nueva era de "sálvese quien pueda" pero no debemos perder la esperanza.
Recientemente, el aumento de la inseguridad alimentaria debido a la guerra y al cambio climático se posiciona en la agenda global y regional.
Estudios de ONU resaltan el alto nivel de endeudamiento del mundo en desarrollo y pronostican fallos simultáneos en las cosechas en las principales regiones productoras, mientras Rusia suspende el acuerdo de exportación de grano ucraniano.
En efecto, se espera que los altos precios de los fertilizantes podrían convertir la actual crisis de asequibilidad en una crisis de disponibilidad de alimentos, con una caída de la producción de maíz, arroz, soja y trigo en 2023.
En Latinoamérica, el conflicto en Ucrania ha pasado factura en lo referido a los precios de los fertilizantes, y se ha constatado nuestra vulnerabilidad alimentaria azuzada por la crisis climática de cara al Fenómeno de El Niño.
Desde el Corredor Seco de América Central y Haití, atravesando el impacto de las lluvias en las costas de Colombia, Ecuador y Perú, y luego hasta el sur en las sequías de Argentina y Uruguay, las crisis climáticas están llevando a millones de personas a inseguridad alimentaria.
Pese a ello, países como Chile recuperan liderazgo en índice RECAI de atractivo país para inversiones en energías renovables gracias a su solidez institucional. Tiene el objetivo de alcanzar el cero neto en emisiones de carbono a 2050 y metas de política energética que han involucrado emisión de nueva deuda más beneficiosa enfocada en su apalancamiento.
Adicionalmente, la propuesta de la Unión Europea de enfocar inversiones en la región para impulsar la transición son signos esperanzadores.
Por tanto, es urgente y es posible una acción colectiva global, regional y en Ecuador para encarar un nuevo pacto verde que permita solucionar conflictos, solventar la delicada situación fiscal y movilizar los recursos para enfrentar riesgos climáticos.
Algunos proponen que a escala mundial debemos proponernos un decrecimiento agregado. Confrontando el mundo desarrollado, opulento y permitiendo libertad al mundo en desarrollo para superar sus brechas estructurales que sumerge a sus pueblos en pobreza. Estas opciones permitirían disminuir presión sobre el medio ambiente.
El Pacto Verde involucra enverdecer el sistema sin sacrificar soberanía y permitir una justa transición a favor del mundo en desarrollo y sus poblaciones más vulnerables. Alcanzar la descarbonización es clave para dinamizar inversiones y no debemos ignorar la reducción de contaminación de sustancias diversas y la pérdida de Biodiversidad.
En el corto plazo, falsas soluciones solo apuntan a fomentar mayor extractivismo. Coherencia es necesaria en la acción política para traducir las necesidades de la población en la definición de alternativas para lograr la transición y optimizar uso de los recursos.