Al aire libre
Pacori, un sitio maravilloso entre el mar y la montaña
Comunicadora, escritora y periodista. Corredora de maratón y ultramaratón. Autora del libro La Cinta Invisible, 5 Hábitos para Romperla.
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Gracias a las nuevas opciones de alojamiento, como Airbnb, podemos conocer sitios remotos, increíbles, adaptados a lo que soñamos.
Así llegamos este fin de año a Pacori, en Las Tunas, Manabí. Un lugar rodeado de naturaleza, permitían mascotas, con áreas independientes para hijos grandes, cerca del mar y en la montaña, con rutas para bicicleta y caminata.
No podíamos pedir más.
Paco, nuestro anfitrión, nos encontró en la carretera en un cuadrón, para dirigirnos a su casa. Resultó ciclista, como mis hijos, conversamos como si nos conociéramos de años y hasta su perra Isha congenió con el Wicho y la Mía, los perritos de la Caro, novia de mi hijo.
Nos entregó las llaves y las indicaciones básicas de la casa, nos recomendó los sitios ideales para comer en la playa, para pasar el día, para pedir entregas a domicilio. Nos mostró los 'trillos' o senderos en el monte.
Al día siguiente madrugamos a caminar con el Santi y descubrimos el camino del Poliducto que tiene unas subidas y bajadas perpendiculares.
Estuvimos con Paco en la playa, que resultó ser un súper surfista. Unas picadas de mariscos, una cerveza y al atardecer, se despidió.
Madrugamos de nuevo, esta vez los cuatro, para explorar el Poliducto y sufrir empujando la bici. Lindo ir en familia, pero yo no estuve al nivel y les tocó cambiar de planes y volver por la carretera, tomar el pueblo de Puerto Rico hasta la playa y de regreso a la casa.
Otra madrugada y a correr.
Otra más y al camino de Cantalapiedra. Se ingresa por la reserva Colibrí, en Ayampe, que tiene unos 12 kilómetros de sendero junto a un río cristalino y que llega a Cantalapiedra que fue un eco lodge.
Cuentan que, a raíz del accidente en el Canopy, en que murió un turista, el dueño perdió la ilusión y cerró el hotel.
Fuimos por el sendero lleno de maleza y yo iba rezagada porque después de la primera caída en el río ya no quise arriesgar, entonces caminé empujando la bici. Dimos media vuelta, un paseo por Ayampe y de regreso a la casa.
El resto del día pasábamos en el mar o leyendo. Terminé Kamala Harris, súper interesante porque se ve la política fiscal de Estados Unidos.
Y empecé la autobiografía de Agatha Christie. Estoy enganchada con esta autora que nos hizo gozar a mi mamá y a mí con las investigaciones de crímenes de Monsieur Poirot.
Al terminar la estadía, Paco escribió: "Lourdes y su familia son personas respetuosas y amantes de la naturaleza y del deporte. Perfectos huéspedes para Pacori".
Qué alegría saber eso. El acuerdo es de lado y lado, entonces los huéspedes también tenemos que ser los precisos.
Todavía, después de años, me parece increíble alquilar tu casa y que unos desconocidos entren a tu dormitorio, duerman ahí, abran tu refrigeradora y ocupen tu cocina.
¿Es más fácil ser un buen huésped o ser un buen anfitrión?
¿Cómo hacer que tu casa cumpla con las expectativas?
Yo tengo buena calificación como huésped desde 2015, cuando arranqué con la modalidad Airbnb.
Me he esforzado por mantener una buena comunicación con el anfitrión y cuido la casa que me prestan como si fuera mía. Clasifico la basura, ahorro el agua y la electricidad, cuido las plantas, mantengo la limpieza.
Hemos roto algunas cosas, nos han pasado accidentes, pero nos ha ido bien. Estudio a conciencia lo que ofrece la plataforma, para no cometer errores. Reviso muchas casas antes de elegir la ideal.
Solo una vez me cancelaron una reserva una semana antes de viajar pues los anfitriones estuvieron en contra de alguna nueva política de Airbnb. Ibamos a Filadelfia donde todo estaba lleno gracias a la maratón. Entonces reservamos una habitación dentro de una casa de familia. No tuvimos otra alternativa.
Nos fue excelente. Los dueños de la casa eran encantadores, nos llevaron de un lado al otro, nos mostraron la ciudad, compartieron sus recetas y terminamos de súper amigos.
Se acabó el 2021 y desde Pacori tuvimos un atardecer hermoso, con unas pocas luces artificiales a lo lejos, un brindis de buenos deseos y propósitos, y a dormir.
¿Será que la gente se está civilizando y evita los petardos por el bien de los perros y los pájaros? Como Paco nos dijo, Las Tunas es un sitio diferente, de vecinos pacíficos que son comunidad ancestral y lo practican.
Aunque Agatha Christie dice que no hay que volver al sitio donde gozaste, porque quizás no sea igual, nosotros queremos volver a Pacori. Aunque hay miles de sitios nuevos por conocer, también quedó mucho pendiente en Las Tunas.
Me pasa que extraño los lugares hermosos y como los siento propios, vuelvo.