Canal cero
'El Oriente es un mito'
Doctor en Historia de la Universidad de Oxford y en Educación de la PUCE. Rector fundador y ahora profesor de la Universidad Andina Simón Bolívar Sede Ecuador. Presidente del Colegio de América sede Latinoamericana.
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Esta frase se la adjudicó y enrostró a Galo Plaza Lasso, presidente de la República entre 1948 y 1952. La verdad es que nunca lo dijo así, pero las aclaraciones no sirvieron. Plaza quedó signado con la afirmación y en su larga carrera política posterior le gritaron una y otra vez: "¡El Oriente no es un mito!".
Galo Plaza fue hijo del presidente liberal Leonidas Plaza y de doña Avelina Lasso, miembro de la aristocracia latifundista quiteña. Nació en Nueva York durante una estancia de su padre. Hizo una larga carrera política como ministro, embajador y legislador, representante de los empresarios.
Cuando llegó a la presidencia, en 1948, la expectativa de producción y exportación del banano le habían dado a la economía ecuatoriana una posibilidad de expansión, que se reflejó en la dinamización del comercio internacional y en la apertura de nuevas fronteras agrícolas, el ascenso de grupos medios vinculados a la producción y comercialización bananeras, al servicio público y el comercio.
El crecimiento no solo robusteció a los sectores vinculados al auge bananero; llegó a otros ámbitos, inclusive a sectores de trabajadores, que vieron elevarse sus ingresos. El país entró firmemente en el camino del desarrollismo.
Se inició una etapa de estabilidad política y económica, que se extendió hasta 1960. En esas circunstancias se mantuvo el régimen constitucional y se sucedieron tres períodos presidenciales sin alteraciones del orden jurídico.
Las protestas y conflictos sociales se mantuvieron en el marco del sistema prevaleciente y los partidos políticos tradicionales (Conservador, Liberal y Socialista) funcionaron con regularidad, pero tuvieron que coexistir con fuerzas políticas como el velasquismo y el CFP o Partido Populista, integrado fundamentalmente por bases urbanas.
En su gobierno, Galo Plaza hizo un esfuerzo de modernización del aparato del Estado y de readecuación capitalista de la economía ecuatoriana a las condiciones de predominio de Estados Unidos, que se consolidaba en la posguerra.
Impulsó el desarrollismo con fuerza y se preocupó por la agricultura, especialmente de exportación. Fue entonces cuando advirtió que las supuestas potencialidades agrícolas del Oriente no correspondían a la realidad, eran un mito, debido a la imposibilidad de los cultivos intensivos y a las distancias.
Eso era verdad, como se demostró en el futuro, pero la afirmación fue por demás infeliz porque se convirtió en la frase: 'El Oriente es un mito', con su carga de reacción y protesta.
La fuerza más virulenta de oposición fue el CFP, cuyo líder Carlos Guevara Moreno tenía su cuartel general en Guayaquil, desde donde lanzaba su consigna: 'Pueblo contra trincas'.
Plaza dejó el poder y se convirtió en una suerte de patriarca de la política.
Fue secretario General de la OEA. Siempre mantuvo la calma y no siguió la línea de enfrentamiento de sus oponentes.
Explicó cada vez que pudo el alcance de su afirmación. Pero siempre le contestaron con el grito: '¡El Oriente no es un mito!'