El indiscreto encanto de la política
El orden mundial poscoronavirus
Catedrático universitario, comunicador y analista político. Máster en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Salamanca.
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En una columna anterior en PRIMICIAS, Jorge Ortiz decía que el mundo no será el mismo después del coronavirus. Principalmente, se hacía énfasis en la adopción de nuevas formas de trabajo a distancia, herramientas para el comercio electrónico, así como el uso de nuevas metodologías de clases online y plataformas de aprendizaje autónomo.
Pero por encima de todo esto, habrá significativos cambios en las estructuras mundiales de poder. Si bien en los últimos años hemos vivido en un sistema cada vez más multipolar (más polos de poder en el mundo), no es menos cierto que Estados Unidos y China, dada su influencia militar, política y económica, marcan la agenda global.
Sin embargo, el manejo de la crisis del coronavirus en China no tiene parangón. En el último mes presenciamos -con bastante incredulidad- cómo se construyeron y equiparon hospitales en diez días, aprendimos cómo el big data podía predecir quiénes serían los próximos infectados y, durante esta semana, ya se habla de la primera vacuna Made in China contra el virus.
Mientras Estados Unidos y Europa siguen probando rutas para salir de su crisis interna; China continúa conteniendo exitosamente la expansión del virus en su territorio al mismo tiempo que envía especialistas, insumos de protección y medicina para ayudar al mundo. China se presenta como un país fuerte, sólido, capaz de liderar los próximos retos del planeta. En un mundo hipercomunicado, han tenido la habilidad de apropiarse del relato ganador.
En este contexto, se viene un difícil reto para la hegemonía estadounidense. Estimaciones conservadoras señalan que al menos 70 millones de personas contraerán coronavirus en Estados Unidos; si a esto le sumamos el fuerte golpe económico de la pandemia, así como la disputada elección presidencial, en el corto plazo se prevé poco esfuerzo por consolidar el poderío del país en el concierto internacional.
¿Será el momento de China para asumir el liderazgo mundial? Todavía es prematuro afirmarlo.
Siempre aparece el fantasma de una sociedad china que, si bien crece en lo económico, en algún momento buscará alcanzar los derechos y libertades de occidente. También su excesiva dependencia de las exportaciones, dada la crisis mundial, podría complicar las cuentas y, por ende, sus objetivos globales.
En el escenario poscoronavirus es más probable que emerjan nuevas potencias que profundicen el modelo multipolar, en donde la bandera roja de seguro tendrá un papel protagónico.