Leyenda Urbana
La oposición apuesta al fracaso; la Corte Constitucional, guarda silencio. Lasso, en una encrucijada
Periodista; becaria de la Fondation Journalistes en Europa. Ha sido corresponsal, Editora Política, Editora General y Subdirectora de Información del Diario HOY. Conduce el programa de radio “Descifrando con Thalía Flores” y es corresponsal del Diario ABC
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¿Quién habría imaginado que, antes de cumplir cuatro meses en el poder, el Gobierno de Guillermo Lasso se encontraría en una encrucijada, que solo podrá superar si toma una urgente y grave decisión política?
Poco a poco, los partidos y movimientos se han juntado, no para buscar salidas al país, en momentos que el desempleo arrecia y la economía anda mal; sino para oponerse a cualquier proyecto que anuncie Carondelet que, hasta hoy, de manera inexplicable, se muestra ambiguo.
En semejante escenario, no existe posibilidad alguna de despegar. Y el riesgo de que todo pueda empeorar está latente, porque también la pandemia sigue, aunque mitigada por el exitoso plan de vacunación.
Desde la trinchera del odio, de su cuenta de Twitter, el expresidente prófugo apuesta al fracaso del Gobierno de la “patria tierra sagrada”; cuya suerte poco le importa, porque él no está en el poder.
Al bloque de UNES lo maneja a golpe de WhatsApp, y los 40 asambleístas acatan sus órdenes, a pie juntillas. Estos legisladores, cuáles miembros de una secta, lo veneran como a ídolo, y no admiten que su gobierno es responsable de descomunales sobreprecios y una corrupción atroz.
Su doble rasero raya en lo patológico. Lo que era bueno cuando hacían ellos, desde el poder; ahora, es malo, porque lo hacen otros.
La consulta popular anunciada por Lasso, aunque sin fecha ni temas -lo cual conspira para sumar apoyos-, es cuestionada por los correístas, que se oponen, por si acaso.
Dotados de memoria selectiva, han olvidado el autobombo de Correa, que decía ser un presidente que practica la democracia directa, porque preguntaba al pueblo, e hizo cuatro consultas. Pero hoy, preguntar al soberano les parece un absurdo.
En el fondo, evidencian temor a los resultados, aunque estos sean siempre impredecibles, porque dependen del momento que se convoque; de cuándo la gente vaya a las urnas; los temas que se planteen y hasta del ánimo de los ciudadanos.
Una consulta será siempre una suerte de plebiscito sobre quien la convoca. Lo que explicaría las dubitaciones de Carondelet, mientras la oposición parece marcar el paso al Gobierno o, al menos, pisar sus huellas, en este tema.
La sola sospecha de que se consultaría sobre la dolarización, y que pudiera convertirse en la “pregunta ancla”, ha llevado al asambleísta Pabel Muñoz ha anunciar que propondrá una enmienda para que, en la Asamblea, se reforme el Art. 303 de la Constitución, para señalar que el dólar de los Estados Unidos es la moneda oficial de circulación.
En la misma línea obstruccionista está el presidente de la Conaie, Leonidas Iza, quien no oculta su animadversión al Gobierno, al que suele advertir, desafiar y amenazar, mientras cada vez parece tener más influencia en el bloque de Pachakutik, movimiento que, como se ve, no ha sabido administrar bien su poder en el Legislativo.
La sintonía entre el correísmo y Pachakutik, en la Asamblea, está en su apogeo, que hasta han planeado amnistiar a la prefecta Paola Pabón y al parlamentario andino Virgilio Hernández, acusados de rebelión, por los hechos de octubre de 2019.
Esta alianza, no admitida, solo refleja la esquizofrenia de la política, al tener en la bancada a figuras como Guadalupe Llori y Salvador Quisphe, que fueron perseguidos, de manera infame, por el totalitarismo.
“Afrontaremos el chantaje y las amenazas de consultas populares o muertes cruzadas”, ha sentenciado la presidenta de la Asamblea, en la sesión solemne de Riobamba, dónde, en un alarde de poder, golpeó el atril.
Sin aliados en la Legislatura, el Ejecutivo siente la presión de enviar la megaley, a la que han llamado Creando Oportunidades (el nombre de su movimiento político), con reformas que, de seguro, serán deformadas o negadas; mientras que el tiempo corre y los apoyos a la consulta podrían decrecer, si no hay el anuncio oficial.
Y sabiendo que la alternativa es peor: el inmovilismo, que puede ser letal.
Frente a tamaño escenario, es de suponer que el Gobierno estará trabajando, a marchar forzadas, en el listado de temas y la elaboración de las probables preguntas, con la participación de los mejores constitucionalistas y expertos. Y con el reloj en contra.
Los entendidos citan como puntos relevantes, preguntar al pueblo sobre limitar las funciones, cuando no eliminar el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS); de varias enmiendas y reformas políticas, laborales y tributarias, y la dolarización; a sabiendas de que hay 40 candados constitucionales. ¿En fin!
Mientras para la oposición, que Lasso convoque a consulta popular -que todavía no ha oficializado-, suena a trompetas que anuncian el Apocalipsis; la Corte Constitucional haría bien valorar los tiempos históricos del país, romper el silencio, y dar respuesta al Comité por la Institucionalidad Democrática que, con el respaldo de 300 000 firmas de ciudadanos, planteó una reforma parcial, que incluye fortalecer a la Fiscalía, y que fue archivada, de manera absurda, por la anterior Asamblea.