Tragaluz
¿Y ahora? ¿Y ahooora? ¿Y ahooooooora?
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Sociólogo, doctor en Ciencia Política de la Universidad de Salamanca. Durante 12 años adquirió destrezas en el periodismo. Empezó como redactor económico en el Diario Hoy, donde llegó a ocupar el cargo de Director General. Tras cursar estudios de postgrad
Actualizada:
Como el temible Huracán Dorian, que vuelve a las costas de Florida cuando todos pensaban que se retiraría hacia el mar para disolverse luego de su golpe destructivo a las Bahamas, así mismo se mueve Odebrecht en América Latina y en el Ecuador.
Golpea, se va, y vuelve a golpear.
La empresa brasileña ha sido un vendaval que arrasó con varias clases políticas en América Latina: la brasileña, todas las cúpulas presidenciales peruanas, con un expresidente suicidado - dramático, intenso y doloroso- Colombia, Ecuador, Argentina.
Un huracán categoría 5. Expresa la fusión del dinero insaciable, sin ética y sin moral, con políticos ávidos de enriquecimiento y/o deseosos de mantenerse en el poder por cualquier medio.
Afanes desmedidos de acumulación capitalista con sueños de aburguesamiento contenidos.
En Ecuador, recordémoslo, mientras el correísmo controlaba la Contraloría y la Fiscalía a través de dos personajes horribles, oscuros, Carlos Pólit y Galo Chiriboga, el caso Odebrecht permanecía en las catacumbas.
Pólit resultó un pillo de cuatro suelas. El contralor 100/100, perfecto, que acompañó a la Revolución Ciudadana durante 10 largos años, recibió coimas por USD 10,1 millones de la empresa brasileña. “Y a mi en efectivo, nada de huevadas”.
Pólit está huído en Miami y Chiriboga deambula por las tinieblas.
Tempranamente también cayó, en la misma trama de corrupción, el exvicepresidente Jorge Glas, conocido en el círculo rosa como el bolsón, a quien Correa puteaba por los sobreprecios en la contratación de oleoductos. Hoy está preso, y bien preso, en la gélida Latacunga.
Coimas a cambio de obras, coimas a cambio de informes favorables. El correísmo usó el poder estatal para provocar el colapso de su propia moral revolucionaria, exhibida y mostrada en la escena pública, en cada sabatina, como superior e incorruptible.
La presencia de los dineros corruptores de Odebrecht aparecen ahora inmiscuidos en el financiamiento de las campañas de Alianza PAIS en las elecciones del 2013 y 2014. El testimonio ofrecido el viernes 6 de septiembre de 2019 por José Conceição dos Santos, el exdirector de Odebrecht en Ecuador, debe haber caído como un balde de agua helado a los pies del Cotopaxi y en la lejana y ya nunca plácida Bélgica.
Odebrecht, según él, entregó USD 5,6 millones para las dos campañas.
Su testimonio, como lo dijo el abogado de la sorprendente Pamela Martínez, mujer de armas tomar y llantos culposos, coincidió casi en todo con lo que su defendida ha sostenido desde hace cuatro meses cuando saltó el caso Sobornos 2012-2016.
Aseguró que una parte de los dineros se gastaban en sabatinas, shows, sonido y tarimas. El caudillo subido en un tarimazo de Odebrecht. Bochornoso.
El testimonio y el diagrama dibujado por Laura Terán -que produjo una caricatura genial de Bonil en El Universo- para describir la estructura de financiamiento electoral de Alianza País, suenan demoledores.
El diagrama muestra las empresas asociadas al mecanismo de fondeo electoral, los funcionaros de gobierno responsables de contactarlas, y algunas de las personas beneficiadas.
¡Ay el dinero! Corrompe almas, conciencias, provoca el colapso de la débil y frágil moral revolucionaria cuando siente el poder en el cuerpo y en los bolsillos, y se llena de gloria.
Quienes encarnaron la patria, la justicia, a los pobres, a los excluidos; quienes hablaron del cambio de época, condenaron a pelucones, maltrataron a los ciudadanos, hoy manchados hasta los huesos. Un golpe a la moral del país, de todos.
La caja chica electoral. Coimas para campañas y si ganamos -estimados socios- contratos inflados para sus empresas.
¿Y ahora? ¿Y ahooora? ¿Y ahooooooooora? Que la voz estridente del loco -ese otro político autoexiliado por años- resuene hasta que sus cuerdas vocales se rompan. Que retumbe su eco en todos los rincones de la maltrecha patria para indignarse.
¿Y ahora qué dicen?