Iluminaciones
Dos objetivos nacionales: eliminar la pobreza extrema y la corrupción
Economista y periodista. Trader de commodities, índices y monedas.
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Llegar a un gran consenso nacional es una vieja ambición de los ecuatorianos. Muchos han intentado construirlo pero nadie ha tenido éxito, hasta el momento.
Una razón tal vez pueda ser que los ecuatorianos no sabemos dialogar. Creemos que entablar un diálogo es sentarse alrededor una mesa con alguien, guardar silencio cuando aquella persona hable y proferir nuestra propia y particular verdad cuando sea nuestro turno. Nada más.
Los ecuatorianos tampoco sabemos debatir. Creemos que el debate es sinónimo de lucha a muerte en la que se debe destruir al oponente, ya sea con argumentos plausibles o con insultos, pero destruirlo por completo.
También estamos convencidos que para debatir se requiere exhibir una actitud apasionada porque asumimos que ese apasionamiento dará mayor fuerza a nuestra causa. Nunca se nos ha ocurrido que debatir también significa analizar un desacuerdo y encontrar puntos de coincidencia entre dos posiciones aparentemente antagónicas.
Una última razón por la que no tenemos un consenso es que no hemos escogido bien los temas sobre los cuales construir ese acuerdo. Objetivos como la sostenibilidad ambiental o la importancia de tener equilibrios macroeconómicos son suficientemente trascendentales como para que figuren en una agenda de largo plazo, pero no alcanzan para concitar el interés de una amplia mayoría de ecuatorianos y movilizarlos alrededor de aquellos objetivos.
¿Qué temas son lo suficientemente urgentes y esenciales como para suscitar ese compromiso amplio y decidido de todos los ecuatorianos? Son dos, a mi modo de ver: la lucha contra la corrupción y la eliminación de la pobreza extrema.
Durante estos meses de crisis sanitaria y económica hemos visto con estupefacción cómo se han robado y continúan robándose los recursos públicos, pero también hemos sido testigos del esfuerzo, por momentos heroico, de la fiscal Diana Salazar por perseguir aquellos atracos.
Este esfuerzo –realizado por una sola persona, básicamente– podría ser replicado y magnificado si todos los ecuatorianos acordáramos tener una Fiscalía súper profesional e independiente que trabaje con un sistema judicial compuesto por jueces igualmente profesionales e independientes.
¿Es difícil llegar a un gran consenso nacional para combatir la corrupción? Me parece que no porque todos, en mayor o menor medida, hemos sido y somos víctimas permanentes de esta práctica.
Un segundo tema que puede concitar el apoyo de una gran mayoría de compatriotas es eliminar la pobreza extrema del territorio ecuatoriano.
Hasta ahora, esta lacra económica y social sólo ha sido nombrada en términos ideológicos o políticos. Que la pobreza se produce por una falla estructural del sistema capitalista, dicen unos. Que la pobreza se debe a que no hay suficientes oportunidades ni libertad de emprendimiento, aseguran otros. Ambos criterios llevan un punto de razón.
Si abordáramos el problema de la pobreza extrema desde un punto de vista práctico, eliminaríamos los sesgos ideológicos para concentrarnos en resolver un problema tan crucial como este.
Personas de todas las vertientes políticas y de los más diversos sectores sociales estarán de acuerdo con eliminar la pobreza extrema del país.
Pues entonces hagámoslo. Encontremos los mecanismos concretos para que aquello suceda y pongamos, cada uno de nosotros, el esfuerzo que se requiera para conseguir aquel objetivo.
@GFMABest