Columnista Invitado
Conversando con mi madre sobre política
Luis Alberto Elizalde Yulee, es arquitecto, cocinero y escritor.
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El otro día, gracias a que WhatsApp permite hablar por el móvil, mirándose en la pantalla, casi en persona, como lo hacía Dick Tracy en esos comics imperecederos de la infancia, fue posible charlar largamente sobre sus impresiones de las últimas elecciones y lo que podría suceder.
El tema político, junto al tenis internacional y el futbol del Real Madrid, son sus favoritos y siempre ha sido placentero conversar con ella escuchando esa sapiencia inconsciente que viene de Oriente.
Como ya no le llega en papel El Comercio diario y ahora sale poco, se mantiene informada de las noticias a través de lo que recibe principalmente por Internet, las redes sociales y alguna que otra vez un noticiero nacional.
En eso se parece a los jóvenes milenial votantes que decidirán el ballottage presidencial.
Quizás por eso de entrada me dijo: “es lo mejor que le podía pasar al país…”
¿Por qué?, le pregunté
“… Tengo una sensación de tranquilidad, no sé, me parece serio y que sabe lo que dice”, refiriéndose a la sorpresiva intrusión de Daniel Noboa en la 2.ª vuelta electoral.
Pero, es muy joven, tiene 35 años, dije.
“Por eso mismo, no está contaminado…”
Pero, su padre es un heredero multimillonario que ha sido candidato a la presidencia 5 veces y es un viejo político populista teatral, repliqué,
“¿Y eso qué? El chico es diferente”, me respondió.
Entonces nos preguntamos: ¿cómo pasamos de la peor situación posible a la mejor situación posible? Obviamente comparado con cómo pensábamos que íbamos a estar.
Hace tres meses, Ecuador estaba bloqueado políticamente, con reformas necesarias estancadas, el presidente constitucional defendiéndose del 3.er intento de derrocamiento en dos años de gobierno, incapacitado y sitiado por la violencia narco pandillera y las denuncias de corrupción en el lobby de las empresas públicas, con una sociedad aterrorizada resignada a ver volver del exilio dorado impunes a los prófugos y salir de las cárceles a los delincuentes.
El país había caído en un estado disfuncional de pronóstico grave y pocas esperanzas de cambios, pues se preveía el regreso de la Revolución Ciudadana con toda su carga de vindicta, improvisación y mal manejo de una economía dolarizada.
Pero…
Un mecanismo adoptado de las democracias parlamentarias que permite al Ejecutivo llamar a elecciones anticipadas, en nuestro caso “la muerte cruzada”, resultó útil para apaciguar la tormenta y resetear el tablero político, brindando una salida a la situación a través de una nueva elección.
Pasamos de la resignación fatalista a la esperanza de cambio de Presidente.
Pasamos de tener una Asamblea desprestigiada e impopular, a la posibilidad de crear coaliciones coherentes de una misma tendencia que faciliten la gobernabilidad, y que, de tener éxito, podrían continuar cuatro años más mediante la reelección y completar su gestión.
Porque ojo, lo que vamos a elegir, no es solo para un año y medio…
Y aunque los asambleístas recién electos parecen iguales a sus predecesores, no lo son.
A excepción del tercio que ha conseguido el correísmo y que seguramente seguirán con las mismas intenciones de bloqueo si llegan a perder, ahora la 2.ª bancada mayoritaria ya no será de Pachakutik, ese partido perdido y dividido en conflictos criollos, sino del movimiento Construye de Villavicencio-Zurita, quienes llevan el legado de su líder vilmente asesinado que los obliga moralmente a continuar en su lucha contra la corrupción rezagada del correato y serán un ojo seco fiscalizando a los recién llegados.
La 3.ª bancada seguirá en manos del PSC, pero con un Cachorro sin motivos para vengarse y comprometidos en tomar en cuenta la opinión de Jan Topic si no quieren perderse en la intrascendencia.
Se espera que los asambleístas del movimiento de Otto Sonnenholzner no se parezcan a los de la Izquierda Democrática de la Asamblea defenestrada y puedan llegar a acuerdos de cooperación puntuales con la bancada del movimiento ADN del joven Noboa en las propuestas afines.
No, definitivamente no son los mismos y podemos demandar más de ellos.
Podemos dejar el pasado en el pasado y elegir un futuro con futuro...