Leyenda Urbana
Noboa habla de Diana Salazar y evita mencionar a Correa y Nebot
Periodista; becaria de la Fondation Journalistes en Europa. Ha sido corresponsal, Editora Política, Editora General y Subdirectora de Información del Diario HOY. Conduce el programa de radio “Descifrando con Thalía Flores” y es corresponsal del Diario ABC
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En el Discurso del método, el filósofo francés René Descartes enseñó a dudar, habiendo él mismo forjado su filosofía en la duda. Pienso, elucubro, dudo, luego existo, decía.
Ha llamado la atención que los ecuatorianos no hayan reaccionado ante las dramáticas revelaciones hechas por el presidente de la República, Daniel Noboa, el viernes anterior, sobre las amenazas contra él y la fiscal general del Estado, Diana Salazar, y del riesgo inminente que vivió el país a inicios del año.
Ante un auditorio de expertos en materia de seguridad de aquí y del exterior; diplomáticos acreditados ante su Gobierno, funcionarios y académicos, el primer mandatario aseguró que grupos terroristas pretendieron desestabilizar el Gobierno y dar un golpe de Estado cuándo, a inicios de enero pasado, en Guayaquil, se tomaron TC Televisión.
En ese acto de clausura del Seminario Internacional sobre Seguridad y Delincuencia, organizado por la Unión Europea, reveló también que la fiscal Salazar recibe todos los días amenazas contra su vida, al igual que él y toda su familia.
¿Cómo se explica que semejantes confidencias del jefe de Estado no provocasen la solidaridad de una sociedad que vive conteniendo la respiración por las graves denuncias que muestran a un Ecuador bajo ataque de las mafias?
Tendrían que ser los expertos quiénes expliquen esta conducta social, pero bien vale seguir a Descartes para dudar de que se trate de insensibilidad o quemeimportismo de la gente.
Lo más probable es que los ecuatorianos se sorprendieron más que por las graves revelaciones del presidente Noboa, por su silencio sobre el caso Purga que ha conmocionado a todos, al demostrar el grado de descomposición moral de una parte de la justicia manipulada por la política y al servicio del crimen organizado.
Y porque tampoco nada dijo del destino que tendrá el acuerdo político legislativo que mantiene el movimiento oficialista ADN con la Revolución Ciudadana (RC) y Partido Social Cristiano (PSC), hoy salpicados por los casos Metástasis y Purga, respectivamente.
Que desde el Ejecutivo nada se dijese -hasta cuándo se escriben estas líneas- acerca de las más contundentes acusaciones que Fiscalía del Estado alguna hubiese hecho, desde que se tenga memoria, en contra de organizaciones políticas aliadas de un Gobierno, aludiendo a corrupción y nexos con crimen organizado, resulta escandaloso.
El caso Metástasis en el que la fiscal Salazar ha involucrado al ex asambleísta Aleaga, de la Revolución Ciudadana, ha llevado a la cárcel al presidente y a algunos vocales del Consejo de la Judicatura; a fiscales, abogados y policías y ha desvelado la siniestra conexión con el narcotraficante Norero y con los blanqueadores de su fortuna mal habida.
En el caso Purga, en el que el Ministerio Público ha señalado al ex asambleísta Muentes del PSC, ha sacado a la luz la más horrenda manipulación de la justicia desde la política y ha mostrado el modus operandi del crimen organizado para garantizarse impunidad, controlando a jueces y presidentes de la Corte, como ha ocurrido en la provincia del Guayas.
Ante semejante realidad, la gente reflexiona, no sin asombro, si es dable para un Gobierno sostener una alianza con movimientos y partidos supuestamente cercanos a las mismas organizaciones que serían las que amenazan la vida del propio presidente de la Republica y de la fiscal General y contra quiénes el Estado ha declarado la guerra; un conflicto armado interno.
Purga es de tal calibre que ha descolocado al sentenciado de Bélgica quién en busca de que Nebot lo apoye para destituir a la fiscal, primero aventuró que el caso era una retaliación de Diana Salazar porque el PSC votó por la destitución del vocal Murillo del Consejo de la Judicatura.
Pero después de que el exalcalde de Guayaquil hablase en las redes para asegurar que no sabía de las andanzas de su vecino Muentes y señalar que, como nadie está por encima de la ley, la justicia debe actuar; y ratificar que no votarán por la destitución de Diana Salazar, Correa enloqueció.
Dijo que Diana Salazar chantajeaba a Nebot por toda la información que le tiene con el caso J.J. Franco y ahora con Muentes. “Mafia es mafia”, escribió en su cuenta X (antes Twitter).
Semejantes acusaciones hacen suponer que Correa y Nebot habrán roto su acuerdo, porque no sería dable tranzar con las mafias. ¿O sí?
En la Asamblea se vienen momentos de gran tensión justo cuando deben armar una terna para que el CPCCS escoja al nuevo vocal de la Judicatura. ¿O se harán los desentendidos?
Y ¿qué dice de todo esto el presidente Noboa que tiene una consulta popular en abril y planea buscar su reelección, en 2025?
El gran respaldo popular del que hoy goza le proporciona un cierto blindaje, pero él no está para arriesgar su imagen.
Eso explicaría por qué, en los últimos días, se ha mostrado muy empático con la popular fiscal, Diana Salazar, con quien hasta ha bromeado al decir que, “a veces, comparamos amenazas”. Mientras que a Correa y Nebot ni los menciona.
¡Los habrá olvidado? Lo dudo.
¡Es la política!