Economía y Desarrollo
La buena nutrición de los infantes es una prioridad nacional
Doctor en Economía, máster en Economía del Desarrollo y en Política Pública. Director general académico de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador.
Actualizada:
El día del niño y de la niña fue establecido en 1925 para promover su bienestar y llamar la atención sobre la relevancia de garantizar sus derechos.
En este contexto, la ONG Visión Mundial presentó el Diagnóstico sobre la situación de los derechos de la niñez y adolescencia en Ecuador, antes y después de la declaratoria de emergencia por Covid-19.
Este informe se suma a los esfuerzos realizados por el Instituto de Investigaciones Económicas de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) en las publicaciones sobre La Vulnerabilidad de Niños, Niñas y Adolescentes en Ecuador frente a la Pandemia y Desigualdades en tiempos de pandemia: la situación de los hogares con niñas, niños y adolescentes en Ecuador.
La evidencia es desgarradora. La pandemia y sus repercusiones económicas golpearon más fuerte a las personas más vulnerables, entre ellas a niños, niñas y adolescentes y sus hogares.
Niños y niñas sin acceso a un proceso educativo adecuado por falta de conectividad. La falta de Internet, especialmente en zonas rurales, está comprometiendo el futuro de cientos de miles de menores de edad.
Infantes que no accedieron a tiempo a vacunas pentavalentes y otras propias de su edad, comprometiendo también su estado de salud actual y su potencial de desarrollo futuro.
Hogares de niños, niñas y adolescentes con inseguridad alimentaria por falta de recursos económicos y dificultad de acceso a los mercados.
Problemas que, además, agravan lo que es quizá el mayor pendiente que tiene el país para promover el desarrollo: erradicar la desnutrición infantil.
Casi uno de cada tres niños y niñas, menores de dos años, sufre de desnutrición crónica en Ecuador; y la tendencia es al alza, ya que este dato subió de 21,9% en 2006 a 24% en 2012 y a 27,2% en 2018, que es el último dato disponible.
Por la pandemia, Unicef estima, según lo recoge el diagnóstico de Visión Mundial que la malnutrición aumentó a nivel global en siete millones de niños y niñas.
Es de esperar que por las afectaciones a determinantes de la desnutrición, como son la capacidad de consumo del hogar y el acceso a vacunas de forma oportuna, la desnutrición haya aumentado también en el país.
Erradicar la desnutrición debe ser una prioridad nacional un objetivo, con metas claras y presupuesto asegurado, del plan de nacional de desarrollo que debe presentar el nuevo Gobierno.
Lograrlo requiere incidir en sus determinantes. Para esto hay que ampliar los mecanismos de protección social, a fin de garantizar capacidad de consumo en los hogares con niños, niñas y adolescentes, establecer una estrategia de soberanía alimentaria que garantice el acceso a alimentos saludables, fortalecer el sistema nacional de salud para prevenir el embarazo adolescente, brindar consejería nutricional, garantizar vacunas y controles de creciente.
Pero además, se conoce que uno de los principales determinantes es el acceso a agua segura y saneamiento.
El país cuenta con una Estrategia Nacional de Agua y Saneamiento (ENAS), que debe ser recuperada e implementada.
Los recursos necesarios, estimados en 2015, para universalizar agua segura (USD 2,4 mil millones), saneamiento (USD 3,9 mil millones) y tratamiento de aguas residuales (USD mil millones) alcanzaban los USD 7,3 mil millones. A la fecha, será algo menos, por inversiones hechas desde ese momento.
La forma de hacerlo es, en un plan de cuatro años, con la debida coordinación con los GAD municipales, que tienen la competencia, y asegurar financiamiento del gobierno central, del Banco de Desarrollo del Ecuador, y fondos externos.
El beneficio es erradicar la desnutrición infantil y asegurar las capacidades para poner al país en la senda del desarrollo.