Al aire libre
No hay apuro en el amor ni en las vacaciones
Comunicadora, escritora y periodista. Corredora de maratón y ultramaratón. Autora del libro La Cinta Invisible, 5 Hábitos para Romperla.
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Mi profesor de Narrativa ya se despidió. Como buen español, se toma vacaciones del 1 al 31 de agosto. Los niños de la Sierra terminaron el año escolar, muchos con un evento de clausura “abombe”, en la pantalla de la computadora, por culpa del caos político que vivió Quito a fines de junio.
Cuando lean esta historia yo estaré frente al mar tomando una cerveza helada después de 100 kilómetros de bicicleta que comenzaron en Calacalí, pasando por Nono, Tandayapa, Bellavista, Pacto, Mashpi y Pachijal, estas últimas, reservas hermosas del Chocó Andino.
Ahí aprendí que las mariposas se aparean lentamente y mientras lo hacen, mueven despacito las alas. No hay apuro en el amor.
También aprendí que hay un hongo que enferma a los sapos. Lo detectaron con un hisopado similar al PCR del coronavirus.
Nuestro guía dijo que se ha descubierto una forma de combatir el hongo, pero toca inyectar a cada sapito. Tal cual la vacuna del Covid-19.
Que sigan cantando los sapos en la llovizna.
¡Que siga el bosque intacto!
Que los líderes dejen de reunirse en charlas técnicas sobre cambio climático y empiecen a “proteger las áreas protegidas”, a ampliar ese territorio para evitar el desastre.
Se gana mucho más dinero en el largo plazo si se preserva y fortalece el bosque y la selva, porque, además de la vida que esparce, cientos de miles de turistas nacionales y extranjeros quieren estar en la naturaleza: ver aves, orquídeas, mariposas, osos y tigrillos. Prefieren ver la biodiversidad de Ecuador a un monumento en Europa o ir a Miami.
¿Recuerdan el Instituto de Reforma Agraria y Colonización (IERAC)? Adjudicaba tierras. Te decía: “anda y apodérate de 40 hectáreas, te damos título de propiedad, pero si al cabo de un año no deforestas y pones ganado, te quitamos la tierra”.
¡Qué escalofriante institución! Había que desbrozar el bosque, acabar con la biodiversidad, hacer potrero obligatorio “para incrementar la productividad”.
Luis Montúfar, dueño de Piripe Wellness Lodge, hizo lo contrario: retiró la caña seca que cubría su finca y recuperó el bosque original.
Poco a poco, con ayuda de 'Don Nico', que ahora tiene 100 años, fue sembrando las plantas y árboles nativos que el anciano recordaba. Para colmo un incendio había secado dos ojos de agua. Al cabo de 20 años, se ha recuperado un 60% del agua que brotaba inicialmente.
La naturaleza actúa así, despacio.
Los vecinos de Piripe, que siguen con la caña, le piden agua a Luis. Para él, un potrero o un monocultivo son mal negocio. El turismo de naturaleza y bienestar, con permacultura de productos y gastronomía locales, es lo que da dinero y a largo plazo.
En Pachijal comentamos con Alejandro Solano, dueño de Mashpi chocolate artesanal, que las imposiciones del Gobierno no llevan a nada. Por ejemplo, en Sri Lanka cortaron por decreto los agroquímicos y empezó a faltar comida. Ahora hay una rebelión imparable. Se cree que los mega-productores de químicos impulsaron este decreto para decir: “vean lo que pasa con la comida orgánica, produce hambruna”.
En cambio, en Escocia, la transición a cero químicos tomará 10 años y va por buen camino.
Bueno, estamos de vacaciones, a ponerse bikini y chanclas, agarrar un libro y a la playa. Más tarde comer pizza y ver películas.
Me encanta conocer nuevos lugares, pero también me gusta volver donde fui feliz y me trataron bien. Esta casa de Jama es así, acogedora. Está sobre un acantilado que tiene un sendero a la playa.
Mi amiga Cathy dice que las vacaciones son el estado natural del ser humano. ¡Claro, en el paraíso nadie trabajaba!
Me quedo dormida con el sonido de unos niños jugando; el trabajo y las preocupaciones van quedando atrás; el tiempo pasa lento, como el batir de las alas de las mariposas apareándose.