Leyenda Urbana
Geopolítica y drogas, el nuevo escenario para Ecuador y Colombia
Periodista; becaria de la Fondation Journalistes en Europa. Ha sido corresponsal, Editora Política, Editora General y Subdirectora de Información del Diario HOY. Conduce el programa de radio “Descifrando con Thalía Flores” y es corresponsal del Diario ABC
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Intento imaginar cómo estará Ecuador años después si logramos superar los momentos atroces que afrontamos, hoy, por la arremetida del narcotráfico y las mafias, sabiendo que el país no cuenta con una política de Estado que trascienda a los gobiernos de turno.
Cómo encarar al crimen organizado para salvar a la Nación debe ser de las mayores preocupaciones de la sociedad, atormentada por su crueldad, y consciente de que no hay país que los haya derrotado, para ser tomado como ejemplo.
Luego de un informe de Naciones Unidas sobre un estudio que duró 10 años, que evaluaba el fracaso de las estrategias contra el narcotráfico, César Gaviria, Fernando Henrique Cardoso y Ernesto Zedillo, ex presidentes de Colombia, Brasil y México, en su orden, proclamaron la legalización de las drogas.
Fue en 2009; lo hicieron cuando habían dejado el poder. No tuvieron eco.
Tiempo después, el expresidente del Gobierno español Felipe González apeló a una Conferencia internacional para abordar una legalización del consumo y la acción coordinada entre los países. No hubo acogida.
Tampoco lo logró el secretario general de la ONU, Kofi Annan, quien planteó, en 2014, un viraje radical en el enfoque de la lucha contra las drogas, en México, porque había muerto demasiada gente, y sugirió la despenalización del consumo, con el acceso controlado. Hubo silencio.
Para el Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, legalizar la droga es la única forma de terminar con el narcotráfico, aunque reconoce riesgos, afirma que con la represión no se acabará nunca.
Hace un año, criticó al Partido Socialista Obrero Español (PSOE), en el poder, y al opositor Partido Popular (PP) por bloquear el debate sobre el cannabis. Solo conseguirán que "las mafias de narcotraficantes que pululan ya en España, aumenten su ejercicio criminal, así como el consumo de drogas en el país", dijo.
Eso sí, ninguna de estas personalidades considera que la despenalización sea una panacea; solo han intentado cambiar de paradigma, para encontrar una probable solución ante el evidente fracaso de la política global.
Desde que Estados Unidos, durante la administración de Richard Nixon, hace 51 años, declaró a las drogas el enemigo número uno y comenzó la guerra contra el narcotráfico, no hay registro de un solo país que haya salido victorioso, por lo que el crimen se ha impuesto.
Mientras que los muertos en la batalla contra los carteles se cuentan por cientos de miles, y las ganancias de estos, en miles de millones (USD 500.000 millones anuales, según estimaciones de la DEA, citados en informes).
Pero no parecen argumentos suficientes para modificar la política de drogas, porque la alternativa no es vista como una solución, sino como un problema adicional mayor, cuando la pandemia ha incrementado el consumo y la legalización del cannabis, en algunos países, también.
Informes recientes de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNDOC) dan cuenta de que alrededor de 275 millones de personas en el mundo usan drogas, siendo Latinoamérica y el Asia nuevos y grandes mercados de consumo.
Pero Estados Unidos y Europa continúan siendo los mayores destinos, y el narcotráfico hace negocios con ellos, sin importar si dejan en sus rutas un reguero de muerte y de adictos.
Ecuador, hoy, es víctima en las dos formas, y escenario es tétrico porque factores como la dolarización y la enorme corrupción, lo debilitan más y lo vuelven vulnerable.
Acosados por nuestros propios demonios, por la presencia de narcogenerales, narcomarinos, narcopolíticos, narcojueces y más, el problema que, por su naturaleza, es multidimensional, en Ecuador es apocalíptico; un país en el que se lavan USD 4.000 millones anuales, según los expertos.
En este abismo, la extradición podría convertirse en la nueva y expectante arma en la guerra contra el narcotráfico, si el presidente Lasso la incluye en la consulta popular.
Hasta hoy, la guerra que el jefe de Estado le declaró al narcotráfico es desigual y de pronóstico reservado, por las carencias económicas y la ausencia de una estrategia contundente, que incluya un eficaz trabajo de inteligencia para la prevención.
Pero un hecho inesperado marcaría un nuevo escenario y nuevos desafíos para Ecuador.
En su discurso de posesión como presidente de Colombia, Gustavo Petro dijo que la guerra contra las drogas ha sido un fracaso rotundo y consideró necesario cambiar urgentemente de política.
"Ha dejado un millón de latinoamericanos asesinados, y no ha cumplido su objetivo; al contrario, ha fortalecido a las mafias dedicadas al narcotráfico y debilitado a los Estados", dijo.
La decisión soberana del nuevo gobierno de Colombia, pone a Ecuador en un trance difícil de proyectar, porque podría implicar relajar los controles en la producción y el trasiego de la droga, en el país que, junto a Perú, son los mayores productores y los factores que propician el tráfico aquí.
No deja de sorprender la coincidencia de la propuesta de Petro con la hecha por otros exmandatarios y líderes; con la diferencia de que él lo plantea como presidente; los otros, cuando dejaron el poder.
¿Qué hará Ecuador? ¿Qué repercusión tendrá en la región? ¿Qué dirá la Casa Blanca?
Cualquiera que sea su repuesta, por la tendencia ideológica del presidente Lasso y la política antidrogas, el país está en un punto de quiebre con un nuevo escenario regional, justo cuando ha sido elogiado por los decomisos de droga (es el tercer país del mundo, después de Estados Unidos y Colombia). Solo en lo que va de año, ha capturado 131 toneladas.
Gustavo Petro ha cambiado la política que Colombia mantuvo por décadas; es obvio que hay una nueva geopolítica que alcanzará, también, al combate a las drogas.
¿Será Ecuador el nuevo mejor aliado de Estados Unidos en la lucha contra el narcotráfico? ¿Se reflejará en lo económico y en lo militar?