Nadia Boulanger, la gran maestra francesa del siglo XX

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Pudo ser una compositora de renombre, de hecho, lo intentó con una ópera, pero la muerte de su hermana truncó su carrera; sin embargo, se convirtió en la mejor maestra de muchos de los grandes maestros del siglo XX.

Nadia Boulanger (1887-1979) figura en muchas de las biografías sobre los mejores compositores y directores, incluido el maestro ecuatoriano Gerardo Guevara o el gran director y pianista Daniel Barenboim.

Pionera en muchos aspectos, fue la primera mujer que ganó el Segundo Gran Premio de Roma, en 1908, que es la máxima distinción musical, equivalente a un Nobel o un Pulitzer. En 1913 su hermana Lili Boulanger llegó a ser la primera en obtener el Primer Gran Premio de Roma.

Nadia fue también la primera maestra que dirigió a la prestigiosa Filarmónica de Nueva York y la de Boston; en la década de 1930, como directora, recuperó las obras del compositor italiano Claudio Monteverdi (1567-1643), a quien se atribuye la transición de la música del Renacimiento al Barroco.

Se corre el riesgo de que todo lo que se diga o comente de Nadia Boulanger se quede en la superficialidad, pero intentaremos descifrar el gran aporte que entregó a la música académica y a los compositores y maestros que estudiaron con ella.

Algunas biografías hablan de más de mil músicos formados por Boulanger en Francia y en Estados Unidos:

-Daniel Barenboim, director y pianista argentino-israelí-palestino-español.

-Aaron Copland compositor estadounidense de música clásica y para cine.

-John Eliot Gardiner, director de orquesta británico que revivió la música barroca.

-Philip Glass, compositor de música clásica y de ópera estadounidense.

-Gerardo Guevara, compositor ecuatoriano de música clásica y nacionalista.

-Ginette Neveu, reconocida violinista francesa.

-Astor Piazzolla, compositor y bandoneonista argentino.

-Virgil Thomson, compositor y crítico musical estadounidense.

-Narciso Yepes, músico y guitarrista clásico español.

-George Gershwin compositor y pianista estadounidense.

Leonard Bernstein, compositor y director musical estadounidense.

Nadia y Lili fueron compositoras de ópera, trabajaban juntas, se apoyaban. Lili desarrolló una infección pulmonar cuando tenía 22 años (seis años menos que Nadia) y murió.

Este hecho marcó la vida de Nadia porque abandonó la ópera y se dedicó completamente a la pedagogía musical. Dejó escritas algunas partituras que muy poco se han interpretado.

El músico Virgil Thomson, según lo recoge el New York Times (NYT), describió a Boulanger como "una escuela de posgrado de una sola mujer, tan poderosa y penetrante".

El NYT anota que Boulanger "estudió música intensamente desde los cinco años bajo la supervisión de su dominante madre; antes de llegar a la adolescencia se había convertido en alumna estrella del Conservatorio de París, rodeada de estudiantes una década mayor que ella".

La misma fuente revela lo que realmente ocurrió con el Gran Premio de Roma. En la primera ronda del concurso se había pedido a los competidores que compusieran una fuga vocal basada en una melodía escrita por uno de los miembros del jurado.

Pero, añade la crónica, "la testaruda Boulanger" decidió que la melodía se adaptaba mejor a un cuarteto de cuerdas. La francesa se convirtió entonces en el centro de la atención por desafiar a un jurado que no esperaba que una mujer se burlara del establishment musical francés.

No obstante, su hermana Lili había cumplido con diligencia las reglas del concurso y se convirtió en la primera ganadora del Prix de Rome.

En el libro 'Nadia Boulanger y su mundo' se afirma que fue una de las figuras más emblemáticas de la música del siglo XX.

Carismática e inspiradora, "Boulanger participó en una amplia gama de actividades, desde lecciones privadas de composición y recitales de conferencias, hasta transmisiones de radio, grabaciones y actuaciones públicas".

Aleteia, Fundación para la Evangelización a través de los Medios, relieva al personaje Nadia Boulanger mucho más allá de lo estrictamente académico.

"No solo era una magnífica profesora, sino que era capaz de encontrar el talento en sus alumnos y sacar lo mejor de ellos. Cada uno era único para ella. Y a todos ellos les exigía una cosa primordial: un compromiso incondicional con el mundo de la música", subraya.