Al aire libre
Myriam Núñez: me ofende que me comparen con un hombre
Comunicadora, escritora y periodista. Corredora de maratón y ultramaratón. Autora del libro La Cinta Invisible, 5 Hábitos para Romperla.
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Le encuentro en el aeropuerto y le digo: yo te hacía en Tokio.
Se ríe y dice: "yo no voy a las Olimpiadas, pero voy de corazón con Ecuador".
Le paso mis preguntas y me contesta con audios, vía WhatsApp.
Miryam Núñez, de 26 años, riobambeña, ganó la Vuelta a Colombia en noviembre pasado, uno de los torneos ciclísticos más famosos del continente.
"Ese triunfo ha marcado mi vida y le dio un giro. Cuando me entregaron la copa fue emocionante, lo tendré siempre presente", agrega.
A los 13 años empezó su carrera gracias a su hermano Víctor, que era ciclista y corría los nacionales. Él tuvo un accidente y debió retirarse.
¿Tú has sufrido accidentes? – le pregunto.
-Me he caído mal, algunas veces no me he podido levantar. Todo ha sido enseñanza y ha servido para volverme más fuerte, tanto mentalmente como en la bici.
Y agrega que "quienes que van al volante deben respetar al ciclista. Hay que trabajar en un plan que utilice la bici como medio de transporte. Habría menos contaminación, menos accidentes y arrollamientos a ciclistas".
-¿Cómo es tu entrenamiento?
-Entreno de acuerdo a cómo esté planificada la semana. Si la carrera es de ruta, se hacen más fondos, fuerza, velocidad; y si es montaña, bastante técnica. Hago trote y trail, porque a veces hay que cargar la bici.
-¿Cuál ha sido tu carrera más dura?
-La vuelta a Colombia fue la más dura porque me medí a mí misma. Supe del potencial que hay dentro de mí. Para llegar allá no fue con entrenamientos de meses, sino de muchos años, de correr muchas carreras. Llevo diez años practicando el ciclismo. Hay mucho que mejorar y gracias a Dios, cada día lo voy haciendo.
Hace un mes, Miryam llegó en segundo lugar en la Vuelta a Guatemala. Ahora se prepara para el campeonato panamericano en República Dominicana.
-Quiero defender el título en la Vuelta a Colombia en noviembre. En eso me enfoco desde inicios de año –dice con énfasis.
-Algo que me disgusta es cuando te comparan con un hombre, es la ofensa más grande que nos pueden hacer. ‘Que tú no has hecho esto’, ‘Que no has ganado esto otro’. Mi familia y mi entrenador, Washington Vargas, me enseñan a no hacer caso, a saber de lo que soy capaz.
Le cuento que me metí al Facebook de la Federación Ecuatoriana de Ciclismo y había solo fotos de hombres.
Se ríe, y dice que da gracias a todos los que le han ayudado durante su carrera deportiva: la Federación, el Ministerio, la empresa privada.
-Cuando te das a conocer te apoyan. Hay que mostrar resultados. Agradezco a mis padres por traerme al mundo y apoyarme; a mi entrenador por el resultado de la dedicación y el sacrificio, que veo reflejados diariamente.
-¿Qué sientes al salir cada mañana con tu bici?
-Lo primero que hago al salir de la casa es santiguarme. Me doy una bendición para pedir a Dios que me cuide y me regrese con bien. Sobre la bici es otro sentir, no tengo palabras. Lo disfruto así sea fuerte, así llegue reventada a la casa. Me olvido de todo, es mi terapia y también mi trabajo.
Y añade, "a mí me gustaba la vida militar; veía a los militares y decía de grande quiero ser así. Hace poco miraba una foto mía de 13 años. Esa niña con sus cachetes rojos ahora está pedaleando por el mundo. Nunca lo imaginé. Hay muchas emociones encontradas al ver esa foto.
-Por algo dicen que Dios manda batallas a sus mejores guerreros. Yo me considero una guerrera. A veces voy a carreras en Tulcán, Latacunga, Riobamba, y el cariño de la gente es impresionante. Llena mi corazón. Algo debo haber hecho bien para que la gente me quiera así.
Y agrega, "siento que soy una ciclista más, que lucha por sus objetivos y sueños. Que quiere ayudar a sus padres económicamente. Yo soy Miryam Núñez, una amiga que les dice: sigan luchando por sus sueños".