Contrapunto
Cómo nació la música instrumental o el lenguaje de las emociones
Periodista y melómano. Ha sido corresponsal internacional, editor de información y editor general de medios de comunicación escritos en Ecuador.
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La música de finales del siglo XVIII y de inicios del siglo XIX sufrió un cambio revolucionario cuando se inventó la música instrumental o sinfónica, cuyos precursores fueron Joseph Haydn (1732-1809), Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) y Ludwig van Beethoven (1770-1827).
Desde los tiempos de Platón se consideraba de forma casi unánime que la música puramente instrumental "no podía transmitir ideas", afirma el musicólogo Mark Evan Bonds.
En su libro 'La música como pensamiento, el público y la música instrumental en la época de Beethoven', Mark Evan recuerda que sin ayuda de un texto cantado no existía la capacidad de articular conceptos con un grado de determinación apreciable.
Eso es lo que se creía hasta las postrimerías del siglo XVIII, porque en apenas una década esa premisa milenaria se desmoronó por causa de los tres grandes músicos que se dedicaron con todas sus fuerzas a escribir sinfonías.
La música sin palabras, sostiene el autor, brindaba un "lenguaje del corazón" o un "lenguaje de las emociones".
La mayor parte de estas ideas las recoge Evan del músico y escritor E.T.A. Hoffmann (1776-1822), quien aseguraba que "la sinfonía podía ser una forma de filosofía, una vía de conocimientos".
Detengámonos un poco en este personaje que fue escritor, jurista, dibujante, pintor y compositor musical prusiano que admiraba a Wolfang Amadeus Mozart.
Las siglas E.T.A. provienen de sus nombres Ernst Theodor Amadeus, nombre que fue adoptado debido a la pasión que sentía por la música del gran maestro de Salzburgo.
La fama de Hoffmann se debe mucho más a sus libros que a la música, de hecho, fue inspiración para Edgar Allan Poe e incluso para Kafka, en cuanto a literatura; musicalmente fue admirado por Beethoven.
El músico alemán de origen judío y naturalizado francés, Jacques Offenbach (1819-1880) escribió la ópera en tres actos 'Los cuentos de Hoffman', basada en la obra homónima de E.T.A. Hoffmann.
El estudio de Evan recuerda que hasta la década de 1720 la ópera era precedida de una obertura (solía llamársela sinfonía).
El número, la naturaleza y la sucesión de los movimientos de una sinfonía no adquirieron carácter estable hasta la década de 1770. La secuencia y norma siempre fue de cuatro movimientos: rápido-lento-minueto-rápido.
Cabe anotar que no todos los compositores siguieron esa norma; por ejemplo, Berlioz, en su sinfonía Fantástica incluyó cinco movimientos, lo mismo hicieron Mahler y Tchaikovsky en alguna de sus sinfonías.
No obstante, insiste Evan, la sinfonía no dejó de ser un género de importancia secundaria dentro de la estética musical anterior a 1800. La ópera seguía reinando y la música vocal atraía mucho más la atención de la prensa.
"Durante mucho tiempo se consideró que la música sin palabras era un arte menor, con capacidad para influir en las pasiones, pero vago e impreciso": Mark Evan Bonds.
Evan se plantea algunas ideas que no tienen respuestas, como por ejemplo ¿cuándo empezó el público de conciertos a escuchar en reposo y en silencio? O ¿cuándo empezaron los oyentes a no aplaudir hasta el final de una sinfonía, en lugar de hacerlo después de cada movimiento, como era costumbre?
Ningún género de música instrumental necesitaba tanto de un público como la sinfonía, dice el investigador.
Por supuesto, remarca, las sonatas, los tríos y los cuartetos instrumentales también podían interpretarse en público, pero solían tocarse en privado sin más oyentes que los propios músicos.
Este estudio, anota el escritor, se centra geográficamente en los territorios de la lengua alemana por causa de la intensidad con la cual se cultivó allí la sinfonía a finales del siglo XVIII.
Haydn, Mozart y Beethoven son solo los compositores más conocidos entre el gran número de autores que escribieron sinfonías en la misma época, insiste el musicólogo.
La península italiana, Francia e Inglaterra tuvieron sus propios compositores, que también cultivaron la sinfonía, pero en lo que respecta a la producción ninguna puede compararse ni remotamente con las regiones germanófilas de la Europa central.