Los radares pasan de ser un salvavidas y se convierten en arma política
Aprende, investiga y enseña sobre cómo interactúan los humanos con su entorno. Biólogo, profesor de la Universidad de Cuenca y cofundador de LlactaLAB Ciudades Sustentables.
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-¡Les meten la mano en el bolsillo a los ciudadanos! -Grita un candidato.
-¡Nos están robando! -Reclama otro.
Parecería que estuvieran hablando de corrupción o de la inseguridad, temas clave en la actualidad.
Pero no. Hablan de radares de velocidad. Esos dispositivos que han demostrado ser efectivos para reducir el número de muertes y lesiones de tránsito.
En un país donde la principal causa de muerte entre los cinco y los 40 años son los 'accidentes' de transporte, la reducción de esas muertes debería estar entre las prioridades de los gobiernos locales.
Parece que en Ecuador se ha vuelto normal la muerte asociada a la movilidad de los automotores.
Este es un síntoma más de la 'motornormatividad', un sesgo cognitivo que ha normalizado la planificación del transporte centrada en el automóvil durante las últimas décadas.
Un estudio reciente ha demostrado que la 'motornormatividad' es real, medible y omnipresente, y hace que apliquemos un doble estándar sobre los impactos del tráfico.
Por ejemplo, como sociedad hemos decidido que es inaceptable exponer a los niños al humo del tabaco, pero no tenemos problema en permitir que respiren gases de los escapes de vehículos.
De la misma manera, condenamos enérgicamente cualquier acto de violencia que pueda causar la muerte a un adolescente, pero no hemos intentado disminuir las muertes por tránsito que superan cuatro veces a las muertes por agresiones violentas a adolescentes.
No he visto a ningún candidato a alcalde proponer la disminución de medidas de seguridad. Entonces, ¿por qué se han ensañado con la idea de eliminar los radares de control de velocidad? Tal vez deberían revisar si tienen síntomas de 'motornormatividad'.
Aunque es posible que haya contratos mal hechos o incluso dolosos, hay que abordar el tema de los radares con responsabilidad, y no desde la posición demagógica y simplista de eliminarlos.
Pero también los votantes sufrimos del mismo mal. Incluso quienes no conducen, asumen los impactos del tránsito como normales e inevitables.
Pero no tiene por qué ser así. De hecho, muchas ciudades de la región están adoptando programas de visión cero, destinados a eliminar completamente las muertes y las lesiones graves a causa del tránsito.
Estos programas han tenido mucho éxito en varios países, mientras que Ecuador se mantiene a la cabeza del continente en materia de tasa de mortalidad relacionada con el tráfico vehicular.
¿Es mucho esperar una candidatura que se enfoque en disminuir la principal causa de muerte y lesiones graves entre jóvenes y adolescentes?