Contrapunto
Mozart, su Réquiem, Salieri y los masones
Periodista y melómano. Ha sido corresponsal internacional, editor de información y editor general de medios de comunicación escritos en Ecuador.
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En la parte final de esta serie dedicada a una de las mayores genialidades de la música -Wolfang Amadeus Mozart- trataremos de desentrañar algunas leyendas, entre las que sobresalen un supuesto envenenamiento ordenado por Salieri o quizá por los masones.
A ese nivel de especulación ha llegado la literatura cada vez que intenta descubrir algo nuevo acerca del genio de Salzburgo que, a los tres años, ya tenía ideas de escribir música y tocar instrumentos.
La etapa adulta del músico tampoco ha escapado de las fantasías biográficas o de los misterios, especialmente en los últimos días de su vida por causa del Réquiem, que escribió por encargo de no se sabe quién.
Una obra que compuso con los últimos suspiros de su vida, porque necesitaba dinero para pagar sus deudas, pese a que no le alcanzó ni siquiera para comprar una tumba o una lápida en el cementerio.
“Una tarde de julio, un desconocido llamó a la puerta de Mozart llevando una carta firmada en la que le pedían que compusiera una misa de difuntos”, así es como se conoce la historia del porqué del conmovedor Réquiem.
Entre las biografías más serias que ha servido como fuente para estos tres artículos está 'Wolfang Amadeus Mozart', escrita por Jean Blot y editada por El Ateneo, Buenos Aires, 2015.
Al contrario de otras historias, incluida la película 'Amadeus', de Milos Forman, Blot dedica muy poco espacio a la vida de Antonio Salieri (1750-1825) uno de los grandes compositores operísticos, que trabajó siempre al servicio de reyes y príncipes.
Probablemente hubo intrigas, también celos de Salieri por la capacidad creadora de Mozart, dice el autor; tampoco nadie sabe de dónde viene la leyenda de la supuesta venganza del músico italiano.
El relato, según Blot, “es atractivo, como lo son siempre los rumores que reconstruyen la historia tergiversando los hechos”.
El libro cita un documento atribuido a Johann Rochlitz, en el cual se desmienten todos los rumores. Cita a Alexander Pushkin, quien se habría hecho eco de las anécdotas y no de los desmentidos sobre la posibilidad de un envenenamiento.
Los historiadores señalan que, en 1784, el genio de Salzburgo fue admitido en una logia de la masonería en el grado de aprendiz y que en no más de dos años fue considerado maestro masón.
Por la misma época el compositor escribió tres grandes sinfonías: la 'K. 534' (K del catálogo Köchel), 'K. 550' y 'K.551'. El musicólogo explica que la primera es masónica, la segunda patética y la tercera es la famosa 'Júpiter', considerada por muchos la mejor de todo su repertorio sinfónico.
Ya enfermo, Mozart compuso la 'Pequeña cantata masónica K. 623'.
Otro de los rumores absurdos señalados por Blot es que, supuestamente, Mozart reveló secretos de la masonería y que por eso los masones habrían ordenado asesinarlo en una especie de “muerte ritual”.
El autor asegura que eso es falso y que la viuda de Mozart recibió ayuda económica de los masones después de la muerte del músico.
Los secretos divulgados se encontrarían en la letra de la enigmática y fascinante ópera 'La flauta mágica', sostiene el musicólogo.
Fragmentos de La flauta mágica:
La obra de Mozart se completa con su conmovedor 'Réquiem', la más heterodoxa, “por no decir herética”, con un desgarrador miserere (canto solemne) según Blot.
En coincidencia con otros biógrafos, el musicólogo concluye que el 'Réquiem' no fue terminado y que la viuda Constanze, al no poder devolver el dinero a quien lo encargó, pidió ayuda a amigos músicos para concluirlo.
Según esta historia, Mozart solo terminó el 'Introitus' y el 'Kyrie'; en el 'Dies irae' solo compuso las partes vocales y el bajo continuo. De 'Lacrimosa', sigue Blot, Mozart solo escribió los ocho primeros compases.
Mientras le colocaban cataplasmas frías en la cabeza para bajar la fiebre, subraya el autor, Mozart murió tratando de imitar con su boca los timbales de su misa fúnebre.