Contrapunto
Wolfang Amadeus Mozart fue el primer músico independiente
Periodista y melómano. Ha sido corresponsal internacional, editor de información y editor general de medios de comunicación escritos en Ecuador.
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Sin la dependencia de su padre Leopold y apremiado siempre por las deudas, Wolfang Amadeus Mozart (1756-1791) fue considerado el primer músico independiente que se atrevió a crear obras sin depender de obispos o de príncipes para subsistir.
En la misma biografía de Jean Blot, citada en un artículo anterior, -'Wolfang Amadeus Mozart', Ateneo, Buenos Aires, 2015- se narraba la historia del niño desde los tres hasta los siete años, la relación con su padre y sus habilidades para tocar y componer música.
Recordemos la difícil relación que siempre existió entre los músicos, la iglesia y la monarquía.
Por ejemplo, Johan Sebastian Bach (1685-1750), considerado el padre de la música, tuvo que pasar un par de meses en la cárcel por haber desafiado la autoridad del rey.
Franz Joseph Haydn (1732-1809) solo se liberó de la dinastía de los Esterhazy en su vejez y por el hecho de que decidió viajar a Londres para continuar la inconmensurable obra de Georg Frederick Haendel (1685-1759).
El contrato entre Nicholas Esterhazy y Haydn establecía que el músico vienés tenía que usar librea (traje que los príncipes obligaban a usar a sus criados y criadas) y a cuidar, incluso a reparar, los instrumentos musicales.
Otro historiador de la música, Norbert Elias, escribió que la distancia entre el señor y el criado músico “fue siempre cruel”. Con la liberación el artista, anota Elias, ya no componía por encargo de un personaje encumbrado, sino para un público anónimo.
Mozart aspiraba a la independencia y la consiguió -según Blot- convirtiéndose en el autor de una “revolución social” que el mundo de las artes y de la cultura nunca agradeció.
El músico nacido en Salzburgo se atrevió a buscar la independencia, era libre para dar clases, aunque no le gustara mucho ese oficio, y libre para organizar conciertos y publicar sus obras.
Lo más terrible para Mozart fue liberarse de la tutela del arzobispo de Salzburgo Hieronymus Colloredo, la “verdadera encarnación de la caricatura del déspota ilustrado que despreciaba y explotaba a su prójimo”, subraya Blot.
El musicólogo Tim Blanning aporta más elementos para entender la dimensión de crear música independiente y sin tutelaje.
Haydn, dice Blanning, vivió y murió como leal sirviente de su patrón (Esterhazy); Wolfang Amadeus Mozart, como es bien sabido, no.
Califica a la emancipación de Colloredo como una “declaración de guerra entre el nuevo mundo burgués y el antiguo régimen de producción artística”.
En su calidad de niño prodigio Mozart había viajado muchos años, primero con su padre y luego con su madre. Vivió en Viena, en Praga, París, algunas ciudades de Italia y por eso su liberación no parecía sorprendente.
Blanning resume el trabajo por cuenta propia así: atender los pedidos para escribir nuevas obras, venta de entradas a los conciertos en los que él tocaba el piano.
Todo funcionaba bien para Mozart, pero en época de bonanza económica. En 1780 la situación cambió y seguramente el músico pudo llegar a envidiar la condición de Haydn al servicio de los Esterhazy.
En efecto, los biógrafos coinciden que los problemas financieros obligaron al músico a mudarse muy seguido a casas más pequeñas y menos costosas; al mismo tiempo, a pedir dinero prestado.
Todo esto en medio de la mayor y mejor producción musical, especialmente por su ópera 'La flauta mágica', poco antes 'Così fan tutte' y 'Don Giovanni'. Todas habían despertado una enorme expectativa en el ámbito cultural.
Su esposa Constanze se enfermó y el mismo Mozart sufrió de fiebre reumática. Como se sabe, murió pobre, con enormes deudas y fue sepultado en una fosa común.
*En el tercer y último capítulo dedicado al genio de la música nos referiremos a los misterios en torno a su muerte y a sus relaciones con Salieri y con los masones.