De la Vida Real
Moisés Caicedo: Un rayo de esperanza en medio del caos
Es periodista y comunicadora. Durante más de 10 años se ha dedicado a ser esposa y mamá a tiempo completo, experiencia de donde toma el material para sus historias. Dirige Ediciones El Nido.
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"Ma, ¿te cuento algo? Es una historia lindísima. Tú, que odias el fútbol, tienes que conocer esta, para que veas que este deporte enseña mucho más de lo que se ve en un partido. Verás:"
“Moisés Caicedo nació en Santo Domingo de los Tsáchilas, en una familia grande y súper pobre. Él y su mamá vendían velas y flores en la calle para ayudar a sus hermanos y tener comida y cosas en la casa. Son 10 hijos. ¡Imagínate eso!"
"Desde que era niño, Moisés soñaba con comprarles una casa a sus papás. Moisés es humilde de corazón, lleno de inocencia y muy creyente en Dios. Él representa la verdadera esencia de la gente buena del Ecuador".
"Jugó primero en el Espoli y también en el Colorados Sporting Club. De ahí se fue al mejor equipo del mundo, el Independiente del Valle, donde demostró su talento, y lo convocaron para que juegue en la selección ecuatoriana. ¡Imagínate su emoción cuando lo llamaron para jugar en el Mundial! Y metió un golazo que dejó a todos impresionadísimos".
"Moisés sigue siendo humilde y siempre sonreído. Tienes que ver sus fotos y sus videos –siempre está sonriendo, ma–. Cuando regresó del Mundial a Santo Domingo, no le importó jugar descalzo con sus amigos en una cancha de tierra. Moisés es así, un chévere. Tiene 21 años".
"Primero fue convocado para jugar en Inglaterra. También jugó en algún equipo de Bélgica. Tenía una oferta para ir a un club inglés, pero había dado su palabra a otro equipo. Él cumplió su promesa y dijo: Yo di mi palabra al Chelsea".
"El Chelsea lo compró por USD 143 millones. Es la transferencia más grande en la historia del fútbol inglés. Así, Moisés Caicedo demostró al mundo que el fútbol no solo es un negocio, sino una pasión que puede unir a las personas y hacer héroes a los más humildes”.
Voy a hacerles una confesión: tengo terror de que mis hijos me cuenten “algo”, porque sé que ese “algo” es interminable, y mientras me cuentan, cocino, tiendo las camas, aspiro y llevo la ropa a la lavadora, pongo en la secadora y la historia jamás termina.
Ellos van detrás de mí sin parar de hablar. La historia que les cuento ahora es un resumen mínimo de más de dos horas de oír sobre Moisés Caicedo.
Pero este cuento me encantó, por lo general cuando me hablan de fútbol, mi cerebro se bloquea inmediatamente. Además, siempre critico que el fútbol es un negocio y les tratan a los jugadores como mercancía, que se venden y se compran por sumas exageradísimas.
Ellos intentan explicarme que detrás del fútbol hay una ciencia y una filosofía mucho más profunda que la mercantil, pero mi cerebro ya bloqueó esa información. Toda explicación me parece irrelevante. Pero la historia de Moisés Caicedo fue una excepción.
Mi hijo contaba las cosas como si Moisés fuera su amigo. Sentía el orgullo de que su amigo esté triunfando, y eso me conmovió. Estamos pasando por un momento complicado como país, y estas noticias dan esperanza.
Los niños y los jóvenes no van a dejar de soñar y de tener fe en un país que les deja, por lo menos en el deporte, algo de alegría y orgullo por ser ecuatorianos.
Mientras mis hijos me seguían hablando sobre su nuevo ídolo, yo pensaba: Que suerte que exista el fútbol, para que se distraigan de este ambiente político y caótico de violencia en la que estamos sumergidos.
Cada vez que sale algo nuevo de Moisés Caicedo, corren a enseñarme una y otra vez. He visto el video en el que sale él junto a su mamá sentados en la parte de atrás de un carro, unas mil veces. No puedo negar que me conmueve cada vez que lo veo.
Y también me enseñan videos de él hablando en inglés. Ahora que sé su historia, le admiro profundamente. Cuánto esfuerzo ha puesto este chico para llegar a donde está. Y hasta conozco su historia de amor con su novia.
Estoy segura de que cuando juegue un partido de fútbol, seré la primera en sentarme a verle, porque le siento cercano. Le admiro a pesar de que entró en mi vida hace apenas una semana. Siempre está sonreído, y eso le hace un ser cautivador.
Y así es como una madre va conociendo a estos seres admirables por medio de los hijos, que van dejando a los superhéroes de ficción por estos de carne y hueso, y que tienen historias verdaderas. Porque también me ha tocado oír unas historias irreales, que ni para qué les cuento, de unos superhéroes rarísimos.