El Implacable VAR
Milei eliminó el Ministerio de Deporte. ¿Y para cuándo lo mismo en Ecuador?
Periodista, comunicador, escritor y docente. Comenta y escribe de fútbol desde hace 25 años.
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La motosierra aplicada por el inefable presidente argentino Javier Milei eliminó la mitad de ministerios argentinos, que ahora tienen rango de simples y llanas subsecretarías. En Ecuador y todo el mundo, eso ha causado enorme impacto.
El mandatario firmó el decreto sin piedad y sin el miedo que puede causar meterse con defensores de entidades que parecen intocables. Realmente cuesta imaginar, por ejemplo, que un país carezca de Ministerio de Educación.
Pero la supresión de ese y otros ministerios, como el de la Mujer, responde a consideraciones que, obligatoriamente, caen en lo ideológico. Pero aquí deseo referirme al Ministerio de Turismo y Deportes, el cual, tras la afilada motosierra de Milei, ha sido destruido por cuestiones más bien prácticas.
Sí, es verdad que este cambio en Argentina dejará sin fondos a los Juegos Evita, por ejemplo, y ya sabemos que todo lo que huela, sepa o parezca a peronismo estará vetado con Milei. Pero crear la Subsecretaría de Deporte bajo el flamante Ministerio de Talento de Argentina responde sobre todo a una sensatez: hay que cuidar el dinero público.
Primero, preguntémonos por qué Ecuador debe seguir sosteniendo un Ministerio de Deportes, si Argentina, que es una potencia regional en ese ámbito, ha preferido suprimirlo.
Las funciones del Ministerio pueden ser asumidas sin problema por una Subsecretaría (antes existía en Ecuador el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes). Fomentar la actividad física, crear la infraestructura deportiva, estar atentos al calendario de competencias internacionales y administrar el Plan de Alto Rendimiento para la élite no parecen ser asuntos muy ministeriales que digamos.
Es más, el Plan de Alto Rendimiento tiene un problema de sesgo, pues favorece a los practicantes de deportes individuales y no tanto a los de deportes colectivos. No es lo mismo patrocinar a atletas de diversas especialidades que a un equipo completo de basquetbolistas.
En el fondo, lo que necesita el país es un debate sincero sobre la política deportiva nacional, más allá de si el líder es un ministro, un subsecretario o un director. La sociedad tiene derecho a opinar si los fondos públicos deben ir a los deportistas y a la burocracia respectiva.
No obstante, quizás no exista el ambiente para ese debate pese al ejemplo de Milei, pues, tradicionalmente, los ministros de Deporte han sido personas populares, incluso exestrellas o influencers. Es decir, rostros amables que siempre llegan a tiempo para la foto cuando el deportista se cuelga una medalla. Poner fin a ese baño de ego en Ecuador es soñar mucho.