Una Habitación Propia
¿Por qué escribes cosas que no nos interesan a los hombres?
María Fernanda Ampuero, es una escritora y cronista guayaquileña, ha publicado los libros ‘Lo que aprendí en la peluquería’, ‘Permiso de residencia’ y ‘Pelea de gallos’.
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Hace un tiempo, en un taller de escritura, uno de los participantes me dijo que si escribíamos cosas sobre la menopausia, por ejemplo, no nos extrañáramos de que los hombres no nos leyeran.
Mi reacción fue taparme la boca con las dos manos. Una reacción infantil y medio estúpida, pero fue la que me salió. No podía creer lo que acababa de escuchar y no podía creer que tuviera que dar una respuesta.
Balbuceé cosas inconexas, ya no me acuerdo exactamente. Sólo tengo nítida la sensación de ferocidad, de que en lugar de sangre tenía ácido sulfúrico en las venas. Sin la civilización, me hubiera lanzado a él como un animal prehistórico.
Es que, ¿saben?, toda nuestra vida hemos tenido que leer sobre hombres en la guerra, hombres impotentes, hombres con prostitutas, hombres pobres y hombres ricos, hombres castrados (el famoso Pichulita de 'Los Cachorros' de Vargas Llosa), hombres contrahechos, hombres adictos, hombres vengativos, hombres fantasiosos, hombres filosóficos, hombres avaros, hombres infieles, hombres, hombres, hombres.
La literatura que nos ha constituido como lectoras la escribieron hombres sobre temas que supuestamente, para ellos, son universales y, por lo tanto, nos interesan muchísimo a todos, todas y todes.
A mí, personalmente, me interesa más la maternidad que la guerra. Por suerte no he estado en ningún conflicto bélico, pero sí he sido parida y sí me he quedado con la sensación de perderme de algo vital por no ser madre.
Un dolor de útero vacío, de acunar papel arrugado, de soñar con la carita de un bebé que nunca va a nacer.
Eso, por ejemplo, ese duelo, me encantaría leerlo en un libro.
A mí, como lectora, me interesa mucho más la menopausia que la impotencia. Existen pastillas, la famosa pastilla azul, que se ha promocionado hasta el ridículo, mientras que el climaterio es una etapa que las mujeres pasamos en silencio, con algo de vergüenza, como si el mundo fuera a empeorar por nuestra culpa: porque si no somos fértiles, ¿qué somos?
Nada.
Mi mamá tuvo su menopausia muy joven y hace casi cuarenta años, cuando le pasó, nadie hablaba de eso.
He de explicar aquí que mi mamá es la persona más paciente, noble y pacifista que ha existido jamás. Mi mamá es menos violenta que Gandhi. Mi mamá aguantó a un hombre pendenciero y feroz como mi papá sin que nuestra casa fuera un infierno de griteríos.
Mi mamá es, pues, una santa.
Un día, cuando yo era chica, mi mamá entró a mi cuarto y me dijo que lo arreglara. Yo la conocía, ella era mi mami, puro amor, así que contesté que sí, pero seguí jugando.
Entonces volvió a entrar.
¿Cuántos años habrán pasado de ese día? ¿Treinta y muchos? Sin embargo, lo recuerdo como si estuviera pasando ahora mismo.
Mi mamá parecía tener patas en lugar de piernas y garras en lugar de manos. Entró como Godzilla en la ciudad y lo destrozó todo, todo.
Es imposible hacer un recuento de los daños. Digamos que fue un siniestro total.
Mi casa de la Barbie voló por el aire y se estrelló contra el suelo, tiró los portarretratos que se hicieron añicos, rompió mis adorados papeles de carta y descabezó mis muñecas.
Gritó obscenidades y me tiró del pelo llamándome cosas horribles. Su furia duró, en mi recuerdo, horas. El corazón se me salía como a un conejo al que van a matar.
Esa mujer no era mi madre.
Aún hoy, que estoy pasando por la misma montaña rusa hormonal que ella y que hay días en los que quiero matar y otros en los que quiero matarme y unos terceros en los que quiero hacer ambas cosas, recuerdo con la sangre helada a esa bestia que entró a mi cuarto.
¿No creen que sería un relato de terror extraordinario el de una madre que a veces es tu madre y a veces es un monstruo? De hecho, el concepto existe, se llama Doctor Jekyll y Míster Hyde y lo escribió un señor: Robert Louis Stevenson.
¿Por qué creen los hombres que un libro sobre la menopausia no sería interesante para ellos? O, ya que estamos, sobre la menstruación.
Creo que lo que los señores piensan es que no somos capaces de elevar a universales las experiencias de las mujeres y en eso están completamente equivocados.
Una señora llamada Mary Shelley escribió uno de los libros más importantes de la historia: un libro sobre el desamor, sobre la soledad, sobre el miedo y sobre jugar a ser dios. Ese libro se llama Frankenstein y sigue siendo, tantos años después, uno de los libros más importantes de la literatura universal.
Quizás ningún hombre leyó esta columna y, en cambio, muchas mujeres están agradecidas de que por fin alguien habla de lo monstruoso que es atravesar la menopausia sin que nadie lo mencione (como un secreto oscuro), sin que nadie te diga "a mí también", sin que nadie entienda que, como Doctor Jekyll y Míster Hyde (o como mi propia madre) a veces quieres devorar a tu familia y a veces quieres abrazarla.
Aquí estoy, gente que quiere ayudar a las menopáusicas a sobrevivir este valle de lágrimas y destrucción, este Gólgota hormonal, si quieren cuéntenme sus experiencias y así, al menos, no estamos solos y solas en esto.